A Laura le habían informado que le quedaban
nueve meses de vida. El tiempo paso, tan efímero como siempre, y ahora
solamente le quedaban dos. La pobre chica, tenía los días contados. Hacia meses
que ya por culpa de esa maldita enfermedad no era la misma. El mundo se le había
venido abajo. Todos sus futuros proyectos se les esfumaron como por arte de
magia. Ella pensaba en buscar y conseguir un buen trabajo después de haber
estudiado seis largos y duros años de abogacía. También soñaba con empezar a
viajar por el mundo y otras cosas que las consideraba menores como la de
contactar con gente nueva y realizar nuevas amistades. Ahora no paraba un
segundo de pensar en esas cosas que le
rondaban la mente, se lamentaba porque no había disfrutado más la vida, por no
haber viajado a otros lugares y otras tantas cosas que le recorrían la cabeza.
También tenia mucho odio de haber hecho y elegido un mal camino para su vida,
antes nunca se había pensado eso, lo que más la hacía sufrir y no poder dormir
por las noches era de haber dejado todo para el futuro, porque el futuro
lamentablemente ya no existía.
Si existía ese maldito cáncer que le estaba
comiendo todo el estomago y le habían dicho que con suerte llegaría a vivir
hasta a fines de marzo. Pocas veces se veía un cáncer tan fuerte.
Lo más impresionante era la forma de cómo
había cambiado físicamente. Era una mujer muy linda, de cabello rubio, dientes
blancos y bien cuidados, lentes de contactos verdes debido a que necesitaba
usarlos para ver de cerca. También siempre trataba de estar con un cuerpo
perfecto bronceado por el sol, por más que sea otoño, primavera, invierno o
verano. Practicaba hockey sobre hielo y estaba acostumbrada a tener una buena
alimentación. Le daba mucha importancia a las frutas y verduras.
Ahora se encontraba pensado unos 40 kilos, no
sería raro que tuviese bulimia o anorexia debido a todos los trastornos
alimenticios que ella misma había llegado a ocasionarse. Se le notaban muchos
sus huesos, y daba tanta lastima no poder ver esas piernas tan fortalecidas y
musculosas que fueron una vez. Daba mucha impresión tocarla y sentir sus
huesos.
Comía una sola vez al día, solamente comida
chatarra como hamburguesas, panchos y sándwiches.
Su piel había pasado del bronceado, que a más
de una mujer le hubiera gustado tener, al blanco de las paredes de una sala de
hospital. Las ojeras eran gigantescas, parecía una lechuza. Los lentes de
contactos no lo usaba más, pero si unos lentes muy grandes y antiguos que habían
sido de su abuela. Esos lentes para ella siempre había sido un objeto muy
preciado. Los padres le insistían en que se haga unos anteojos recetados ya que
le podría traer consecuencias muy grandes pero ella aseguraba que veía bien con
esos.
Sus padres sabían que era mentira, pero no
podían hacer nada. No paraba de decir malas palabras y de largarse a llorar
cuando ellos le cuestionaban algo. Ya no sabían qué hacer con su tan querida y
única hija.
Otras de las cosas que más se le notaba a
simple vista eran sus dientes. Hacia meses que no se lo lavaba y que le
contestaba a todo el mundo la misma frase que muy pocos le habían contestado
algo coherente:
-¿Para que me los voy a lavar si en semanas
me muero? El aliento era insoportable, como al olor de un gato muerto que lleva
días al costado de la ruta y nadie lo levanta.
Los dientes se componían por distintas
tonalidades de amarillos y algunos llegaban al marrón oscuro. La mayoría de los que llegaban a color marrón
se le habían caído, sus padres no se habían dado cuenta porque eran muelas de
atrás que no se notaban a simple vista. Eso también le dificultaba para poder
comer, ya que era sus dientes que mas usaba. Su perfecto y cuidado cabello
rubio, que se le parecía al de una muñeca, y se había ganado el apodo de
Barbie, ahora era una pelada rapada por consecuencia de la quimioterapia. Amaba su cabello y se había deprimido mucho
cuando comenzó a caerse.
Los padres ya no sabían que hacer, intentaron
con psicólogos para poder ayudarla, pero no había dado resultado ya que las
veces que fue no le prestaba atención, los ignoraba y se quedaba mirando el
piso durante toda la sesión. Ya no tenia cura, los días los tenia contado y el
suicido ya estaba planeado.
Había pensado muchas formas de matarse y lo
más perverso era que lo llevaba escrito en una agenda donde anotaba la mayoría
de sus pensamientos. En la lista se encontraba las distintas formas de suicidio
que se había imaginado y anoto las siguientes frases:
·
tirarme a la avenida cuando pase un camión.
·
cortarme las venas de las dos muñecas y morir desangrada.
·
Tomar veneno o muchas pastillas.
·
Meter mi pelo en el ventilador y que me arranque el cuero cabelludo.
·
Tirarme del balcón.
·
Comprarme una pistola y pegarme un tiro en la cien
Pero todavía no se había animado con ninguna de
estas formas de suicidio…todavía.
Y siempre iba a todos lados con el pensamiento de
hacerse daño y con las voces que le hablan seguido en los momentos que estaba
sola: casi siempre.
Se dio cuenta de lo importante que era estar bien de
la cabeza. Nunca había llegado a ese extremo tan alto de estar a centímetros de
la locura. Era impresionante como en cuestión de meses había cambiado su forma
de pensar, que era tan positiva, de hacer cosas buenas y de tratar de disfrutar
con lo poco que tenia. Ahora solamente tenia odio por cualquier cosa, todos sus
pensamientos eran negativos y pensaba continuamente en lastimarse.
Si cocinaba y hervía el agua, se imaginaba que se
tiraba el agua hirviendo en la cara.
Las tijeras, chuchillos y trinchetas eran para
cortarse las venas. El fuego servia para que ella se incinere. Y por ultimo:
Siempre que iba en algún transporte, ya sea un auto, moto o lo que fuere, se imaginaba que chocaba haciéndose pedazos.
Estaba muy mal.
Pero un día realizo una actividad que todo el mundo
la recordó por siempre. Su nombre quedo en la historia, para siempre, como ella
se había imaginado en muchas ocasiones.
Hay que estar loco para hacer algo violento por el
solo hecho de quedar nombrado en la historia. Me pregunto si el asesino de John
Lennon abra pensado lo mismo que Laura.
Nadie pensó que iba a llegar a hacer algo tan
trágico. Tan macabro y oscuro.
Ese terrible día, todo el mundo lloro.
Años atrás, Laura se desempeño en el labor de cuidar
niños y hacer las tares domesticas. Era una excelente niñera y todo el barrio
lo sabía. Uno de sus mejores dones que tenia era el de observar, y daba la
casualidad que observando descubrió que su barrio estaba plagado de chicos. Fue
muy inteligente al elegir esa changa.
Todo comenzó con un llamado de una vecina que vivía
a 10 cuadras de su casa. Le pregunto si esa noche se encontraba disponible para
cuidar a Tomas, su hijo de 8 meses de vida. Años atrás Laura había cuidado a su
primer hijo, cuando era un bebe. Luego de cuatros segundos de silencio frente
al tubo del teléfono, acepto el trabajo. A las 8:45hs tenia que estar en la
puerta de la casa. Y así fue, ni un minuto más, ni un minuto menos. Era muy
puntual.
Pero esta vecina llamada Carla, tenia adentro
acumulado un odio mas profundo que el de Laura, y lo descargaba con cualquier
persona que se le cruce en su vida, Laura nunca se había olvidado, recordaba
bien las cosas que le había dicho y hecho hacer. Los recuerdos volvieron, eran
muchos…demasiados horribles y muy desagradables.
Sintió como si tuviera algo adentro que le revolvió
todo su cerebro, se imagino una cuchara revolviendo un guiso. El cerebro se le
estaba revolviendo.
Su mente escucho una especie de sonido que la
aturdió por dentro. Fue muy fuerte. Era como si tuviera muchos huesos
entrelazados y alguien los rompía con una masa. Fue la única vez que sintió
algo similar. Se tiro al piso y con una almohada se tapo la boca para que nadie
escuchara sus gritos de horror. Sus pupilas se dilataron. Dos ríos de lágrimas
comenzaron a circular por debajo de sus ojos. Hasta que finalmente el sonido
fue disminuyendo hasta desaparecer, al igual que sus lagrimas y el latido en la
sien que parecía un corazón con taquicardia.
Entonces se levanto del piso, se tranquilizo lo más
que pudo y se mojo durante un rato la cabeza con agua fría. Una de sus otras
voces distorsionadas que solía escuchar frecuentemente les dio las indicaciones
para un horrendo plan. Lo acepto enseguida, y ella misma se juro que luego de
ese plan se suicidaría. Después se vistió formalmente, nunca lo había hecho
después de los resultados que le dieron los médicos. Su ropa estaba limpia y en
buenas condiciones.
Busco y agarro su llave para abrir el último cajón
del ropero. En ese cajón escondía todos sus secretos: desde íntimas cartas de
la infancia hasta una pistola 9mm. Agarro su pistola y salio de su habitación,
guardándola en su cartera.
-La venganza será terrible-se dijo a si misma.
Además de
vestirse formalmente, también decidió maquillarse lo más que pudo ocultando
principalmente sus ojeras. Busco sus lentes de contactos y se los puso. Por
ultimo decidió hacerse varios enjuagues bucales y cepillarse varias veces los
dientes con el cepillo de su padre que luego lo tiro a la basura. Ella no tenia
cepillo de dientes.
Se acordó que su madre tenía un blanqueador de
dientes y lo uso. De cerca se notaba que estaban pintados, pero de lejos
parecían dientes de una propaganda de Colgate.-Ya esta-se dijo y largo un
suspiro.
Ese día ninguno de sus padres se encontraban, y por
miedo a que cometa alguna atrocidad, el abuelo tuvo la tarea de vigilarla por
unas horas para hacerle compañía.
Unas horas antes de irse a trabajar, escribió una
nota pensando bien cada oración y la guardo en su cartera. Aprovecho el momento
justo que su abuelo no estaba cerca para que no la viera y dejo un papel sobre
la mesa con una oración que decía:
LOS QUIERO MUCHO A TODOS, SIEMPRE ME DIERON TODO,
PERDONENMEN POR MI PATETICO COMPORTAMIENTO QUE VENGO LLEVANDO, SIEMPRE ESTARAN
EN MI CORAZON, CON MUCHO CARIÑO. LAURA.
En el corto tramo de la casa hasta el lugar a
destino, contemplo todas las cosas que la rodeaban alrededor suyo. El viento
frío que le pegaba en la cara. Los chicos jugando en los jardines. Sus
agradables vecinos que la saludaban. El sonido de las hojas que crujían cuando
las pisaba. Una vez llegado al destino toco dos veces la puerta y espero a la
persona que mas la había lastimado físicamente y psicológicamente. Ahí se
encontraba Carla, con esa sonrisa tan perversa y falsa que tanto le daba repulsión.
Si existía algún premio para la sonrisa más perversa
de la historia, Carla le ganaría a todos los participantes por una gran
ventaja.
-¡Hola Laura! ¡Tanto tiempo!, pasa y ponete cómoda-
dijo Carla.
-Que falsa que es por dios, como la odio, como la odio….-dijo la voz que escuchaba que era como la suya pero mas aguda. Matías se
encontraba en su cochecito al lado de la mesa ratona del living. Estaba
durmiendo.
-Hola, ¿que tal?, que lindo bebe….-dijo siguiéndolo
con la vista hasta sentarse en el sillón mas grande que se encontraba.
-¡Te cortaste el pelo!, sos linda, te queda bien
cualquier cosa que te hagas-comento alegremente.-Gracias, decidí cambiar el
look, a vos también te queda bien el pelo corto.
Después de hablar un poco de varios temas, se dio
cuenta de que no sabía nada de su enfermedad. Sino probablemente no la hubiera
llamado.
-No te dejo las recomendaciones porque ya sabes todo
lo que hay q hacer, hace lo mismo que con Lucas- Se refería a su primer hijo
que había cuidado anteriormente, ahora tenía 5 años.
Una bocina se sintió enfrente de la casa. Miro por
la ventana y grito:
-¡Llego el taxi Lucas, apúrate!!!-. Después de unos
15 segundos Lucas bajo corriendo las escaleras.
-¿Qué mierda hacías que no bajabas?- Su cara ya se
había transformado- ¡vámonos!-dijo rápidamente.
-Chau, pórtate bien- le dijo al bebe besándole la
frente.
-Cualquier emergencia me llamas, en la heladera esta
anotado mi celular y cuando vuelva quiero la cena servida ¿si?-le dijo
mirándola fija a los ojos.
-Si…-dijo Laura- No se preocupe y valla tranquila….
-La puerta se cerró quedando la casa en completo
silencio. Prendió la tele porque el silencio hacia que este nerviosa.
Agarro al bebe dormido y lo llevo para la cocina. Lo
peor estaba por ocurrir, las voces en su cabeza volvieron a decirle lo que
tenia que hacer y Laura actúo como un robot sin negarse. Esta decidida.
A medida que recorría la casa los malos recuerdos aparecían
sin dar tregua. Era tanto las cosas desagradables que había hecho en esa casa.
Las horas pasaron, Carla y Lucas volvieron a su
domicilio, la luz del living estaba apagada.
Entraron y lo primero que vieron fue a Laura mirando
televisión. Prendió la luz, se notaba que había llorado. Carla se dio cuenta de
que algo le pasaba.
-¿Estas bien? ¿Pasa algo?-dijo Carla. Laura
descubrió que la pregunta se debía a que había estado llorando.
-Si, estaba viendo los Simpson y un chiste me hizo
reír tanto que me largue a llorar.
-Son muy graciosos- dijo Carla con una sonrisa que
no parecía falsa. Su cara volvió a la normalidad……..pero por unos segundos.
-Mm....... que rico olor-Dijo Lucas.
-¿Te gusta?-dijo con una sonrisa- Me llevo mucho
tiempo hacerlo, es un plato especial.
-Vamos a verlo, Laura es una excelente cocinera-comento
Carla.
La mesa estaba servida con todos sus lujosos
utensilios. Apago la luz de la cocina y dejo que las luces de las velas
iluminen el ambiente. A carla le gustaba comer con la luz de las velas.
-Gracias por el detalle-dijo Carla.
-De nada-respondió Laura.
-Ahora mira el plato especial que te prepare-dijo
Laura con un tono fuerte y haciéndole una sonrisa. Al destapar la fuente de
aluminio, Carla lanzo un grito de horror hasta quedarse sin aliento. Lucas se
largo a llorar como si le hubieran amputado un brazo. Matías se encontraba
cocinado como si fuera un pollo. Estaba decorado con rodajas de papas, de
anana, de tomates y hojas de lechugas formaban a su alrededor. Laura agarro una
rodaja de limón y comenzó a bañar una de sus pequeñas piernas que se encontraba
muy dorada, al igual que todo su cuerpo. Después de reírse, fijo la mirada
únicamente en el bebe, le arranco una de sus piernas y comenzó a comerla
dándole mordiscones en distintas partes.
-Mmmmm que delicia- comenzó a lamer parte del hueso
hasta dejarlo blanco- Es mejor que el cerdo o el pollo……. ¿No queres un poco
Lucas?, esta riquísimo…. de enserio- dijo Laura.
Lucas volvió a llorar más fuerte, transformando su
cara de color rojo, como un tomate, y al ver los ojos desorbitados y esa mirada
tan de psicópata que poseía Laura, retrocedió unos pasos hacia atrás y luego de
unos segundos decidió salir corriendo.
-Como pudiste, como pudiste, como pudiste….….-decía
Carla con las dos manos tapándose la cara. No paraba de llorar. Estaba sentada en cuclillas y balanceándose
para atrás y adelante.
Laura nunca pensó que Carla iba a reaccionar de esa
forma. Ella se había imaginado que enseguida le cortaría el cuello con el
cuchillo que estaba sobre la mesa. O que la estrangularía hasta que se le
cansen las manos. Tal vez era solo de esperar unos segundos más, pero para Laura
ya había pasado mucho tiempo a pesar de que no había pasado más de 15 segundos.
Recordó cuando una vez choco fuertemente con su auto.
Sintió esa sensación de que el tiempo iba más lento.
Y muchos al escuchar su relato de esa impresión afirmaban lo mismo. Entonces
sintió la voz de un hombre que decía: -”cuando
estás en esa situación, el tiempo va más lento, el reloj se detiene unos
segundos, es así”.
Laura sin dudar, como cuando cocino el bebe como si
fuera lo mas normal del mundo, saco la
pistola 9mm del bolsillo del delantal de cocinera y se disparo en la cien,
desparramando sus sesos por toda la cocina. Carla al ver el rostro tan
desfigurado y destrozado, lanzo un largo vomito que se mezclo con el gran
charco de sangre que se iba agrandando a medida que pasaba el tiempo.
Todo el mundo se conmociono al escuchar la noticia.
Carla se dio cuenta que debajo de la fuente había un papel. Lo miro más de
cerca y se dio cuenta de que se trataba de una carta. La abrió y leyó la nota
que decía:
Querida Carla:
Siempre odie las
personas que tienen un carácter de mierda frente a los demás sin ningún motivo.
Toda esta corta vida me cruce de gente que actúa igual que usted. A esa gente
yo las llamo GENTE DE MIERDA. Y usted es la peor que conocí. Es una basura, una
rata inmunda. Peor que las ratas, por lo menos las ratas no hacen esas
atrocidades que usted me hizo, las ratas son más buenas que usted. Muchas veces
me pregunte como mierda la toleran, sus allegados, y en especial como abra
hecho su marido. Que descanse en paz, porque al estar a su lado creo que nunca
la tuvo. Para mí que le faltaban varias neuronas porque convivir con usted y
sin matarla, la verdad que no tiene explicación.
Espero que con este
horneado o mejor dicho con esta lección, aprenda a ser una persona mejor. No se
si escucho el rumor de que tengo cáncer y me esta comiendo de a poco hace unos
meses. Ahora me quedan días y a partir de esta enfermedad digamos que me volví
un poco loca, mis ideas hacia el mundo cambiaron. Y ahora me comporto como el
orto, tengo su carácter. Al final tanto que te odiaba, termine copiándote
inconcientemente. ¿Pero sabes una cosa? Yo tengo cáncer.
El SIDA y el cáncer
son problemas importantes. Las otras cosas son boludeces que uno se hace la
cabeza para tener un problema muy jodido. Sino hay problema, uno se suicida. Lo
que pasa es que usted debe tener esos problemas que usted crea y se descarga
con toda la gente que la rodea. Entonces al recibir el llamado suyo, me
volvieron esas ganas de venganza, de querer hacerle algo que le duela mucho.
Como a mi me duele esta enfermedad en todo sentido. Me duele mucho. Y quiero
que a usted este acto que hice le duele mucho más. Esta acción de cocinar a su
hijo después de pensarla varias veces, le puse un nombre. Se llama: ACTO DE
TRANSFORMACION. Quiero que a partir de este día usted cambie. Más halla de lo
que le va a ocasionar la perdida de su hijo, quiero que cambie para bien.
Piense mas las cosas que va a decir y las acciones que va a realizar. No mienta
por cualquier cosa. No sea tan negativa y deje de desparramar mierda con
cualquier persona que se relaciona. Abandone esos gritos de odios por las cosas
que usted considera que están mal. No tire los platos porque la comida esta
caliente o le falta sal. No trate a las mucamas como si fueran seres
inferiores.
Prefiero saltear todas las cosas impensables
que me lastimaron porque seria interminable y me hace muy mal. Ya se que piensa
que si me hacia tan mal porque no renuncie. Ahora que lo pienso mejor tendría
que haber dejado el primer día. Pero me encontraba en esa etapa consumista en
la que necesitaba comprarme cosas y por lo tanto su sucio dinero era lo único
que tenia.
Bueno le aconsejo que
compre algún libro de autoayuda o alguien la ayude a ser mejor persona. También
puede empezar a ir a alguna iglesia evangelista y empezar a ser una persona
mejor.
Muchas personas
cambian por ir a esas misas, capaz que le haga bien. Y rece por su bebe para que este en el cielo, lugar
que si sigue con ese carácter, usted no va a llegar…..
No sea hija de puta y
cambie. Y si no quiere cambiar para bien, recurra al suicidio como yo…. Pero no
creo que usted tenga tantos ovarios para hacerlo…….
Finalmente le deseo
una vida en la que sea BUENA PERSONA Y FELIZ, y que Dios la ilumine por el buen
camino……
Con cariño, Laura.
Cruel relato.
ResponderEliminarQue nos abre la puerta de su continuación con lo que sucedió con Carla y Lucas luego de que aquella terminara de leer la carta (a ver qué nos depara tu imaginación, Pablo).
Saludos.
QUE BUENA IDEAAA, LA VOY A TENER EN CUENTA CHE,POR AHORA TENGO UNAS IDEAS COPADAS Y ME MUERO D GANAS POR ESCRIBIRLASSS, GRACIAS POR HABERLA LEÍDO Y PASADOO ;)
ResponderEliminar