La ciudad había
amanecido por una fuerte tormenta que no daba tregua. Muchas de las calles
habían quedado inundadas, haciendo que el agua les llegue hasta las rodillas a
sus habitantes que caminaban por las mismas. Se habían provocados
embotellamientos en consecuencias de esas calles anegadas, muchos árboles
habían caído destrozando algunos automóviles estacionados o bloqueando las
calles. Y tres personas acababan de morir electrocutadas por pisar cables de la
luz en contacto con el agua.
En medio de todo
este caos que vivía la ciudad de Rosario, un hombre con paraguas gris paseaba
por la peatonal de la misma, haciendo
compras y mirando las vidrieras de varios negocios comerciales, como si fuera
un día normal y corriente. Es que necesitaba hacer las compras y había llegado
unos minutos antes de que la tormenta comenzara. Al igual que él, muchas otras
personas realizaban la misma actividad: pasear por el centro de su ciudad, sin
importar el mal tiempo.
Se diferenciaba de
las personas normales porque el tipo del paraguas gris elegía los días de
lluvia a propósito y escondía un secreto que nadie conocía. Y ese secreto, podía ser aplicado únicamente los días de
lluvias. En especial, cuando el diluvio era fuerte. Le encantaba conocer
mujeres por medio de su vieja y amiga arma de seducción: el paraguas. Nunca le
había fallado ninguna vez con las mujeres que decían tener el estado civil de
soltera, o aparentaban serlo.
Tenía varios
condimentos universales que hacía a las mujeres caer rendidas ante este hombre
tan amable y de hermosa sonrisa.
Contaba con: buen
humor, buena presencia, buen dialogo, buena inteligencia y buena musculatura.
Todo este grupo de
cosas “buenas” se podía apreciar fácilmente en el trayecto que esta persona
hacia desde el lugar que la mujer se encontraba hacia el lugar que la misma
tenía como destino.
En esta ocasión la
victima de sus encantos, que acepto fácilmente fue una mujer de veintitrés años
llamada Nadia. Estaba debajo del toldo
de una panadería, a mitad de cuadra. De esta manera el señor del paraguas gris
se pudo dar cuenta de que no quería tomar colectivos, ni taxis, ya que la
parada estaba en la esquina de la calle, solamente tenía como objetivo esperar
que pare la lluvia o disminuya a llovizna.
Comenzó el dialogo
como siempre, haciéndole la propuesta de que él tenía ganas de conocer una
nueva amiga a cambio de que ella aceptara dejarse acompañar con su paraguas
hasta su destino que tuviera en mente.
Y de forma gratuita, como solía bromear
siempre.
Nadia, después de titubear durante unos cinco
segundos, acepto la invitación. La conversación del trayecto fue muy fluida e
interesante, los dos habían crecido en el mismo barrio, hablaron de sus
trabajos, de sus familias, de los viajes que habían realizados y principalmente
del mal momento que estaba atravesando la mujer: su madre luchaba contra el
cáncer y se encontraba en crítico estado.
Estando en el
zaguán de su casa, el hombre consoló a la mujer dándoles buenos consejos para
afrontar la situación y ella con una sonrisa en su boca le dio las gracias
devolviéndole como regalo un largo y pasional beso. A continuación lo invito a
tomar un café para seguir conociéndolo más que aquella media hora que le había
parecido eterna. El hombre del paraguas gris acepto fácilmente a su invitación.
La casa era de
estilo antiguo por sus ventanales y altas puertas, contaba con un patio lleno
de variadas flores de las que pudo reconocer algunas especies, como las rosas, los
Jazmines, las violetas y los Tulipanes.
En una mesa de plástico empapada por la lluvia, dejo su paraguas abierto
que siguió bañándose por gordas gotas de la lluvia.
La charla continúo
en la sala del living, mientras tomaron unas tazas de café acompañado de unas
masitas dulces. Una gata siamesa pasó frotándole su cuerpo entre las piernas
del hombre, era la única mascota que contaba la mujer. Nadia había encendido el
televisor, sintonizado en un canal de música, que se escuchaba suavemente de
fondo.
De repente el
hombre la impacto con una extraña sorpresa. Le comento que le mostraría las
tres cosas que acababa de comprar esa mañana. La primera fue una caja de
bombones en forma de corazón que se la dio diciéndole que era un regalo por ser
tan bella y buena persona. La mujer se quedo desconcertada ya que jamás hubiera
imaginado recibir un obsequio tan pronto de aquel hombre que acababa de
conocer. Les dio las gracias y le dijo que amaba los bombones de chocolate. De
la segunda bolsa saco unos guantes negros que se los calzo para ver cómo le
quedaban. Comento que estaban en oferta y que pronto los necesitaría. La mujer
asintió con la cabeza pensando que a pesar de los días calurosos que habían
pasado, faltaban solamente dos semanas para la llegada del invierno.
Y lo último que
saco de una de sus bolsas, fue un enorme cuchillo de caza que lo alzo mirándole
su parte afilada. –Y este cuchillo es
para cortarte todo tu preciado cuerpo al haber dejado pasar a un desconocido a
tu domicilio- grito enfermizamente seguido de un aullido.-¡Maldita perra!-le grito mientras se
levantaba de la mesa del living. Comenzó a reír como una hiena sin importar que
algún vecino levante sospechas. Su voz no era la misma, era ronca y muy aguda.
Nadia horrorizada también se levanto y comenzó a gritar
pidiendo ayuda. -¡Ayuda! , ¡Ayuda!, ¡Por favor!, ¡Alguien me quiere matar!
Con una sonrisa muy
siniestra, se acercaba cada vez más lentamente a su víctima. Esta, aterrada por
como se había transformada la cara de su atacante, sintió como un fuerte
escalofrió le recorrió todo el cuerpo. Tomo un florero que posaba como centro
de mesa y se lo arrojo pegándole en una de sus piernas. ¡Me la vas a pagar!-
dijo seguido de otro grito.- ¡puta!-
La mujer apresuradamente siguió avanzando
hacia atrás cuando se olvido que una pila de cajas al costado de la mesa ratona
se encontraba a sus espaldas. Se tropezó cayendo hacia atrás haciendo romper el
vidrio de la mesa, que estallo en muchos pedazos. Su víctima se encontraba
servida. Quería volver a gritar pero sintió que sus pulmones no tenían aire
para hacerlo. Su pecho se había cerrado al golpear fuertemente. Comenzó a
llorar. El hombre se acerco y lanzo una serie de trece puñaladas hacia el
cuerpo de su víctima. Un gran charco de sangre comenzó a manchar el piso debajo
del cuerpo de Nadia que se encontraba suspendida por las maderas de la mesa
ratona. El individuo se alejo pronto para no dejar huellas de sangre con sus
zapatillas. Se saco los guantes y los metió en una de las bolsas junto al
cuchillo que no paraba de gotear. Tomo el paraguas y se alejo de la escena del
crimen. La fuerte lluvia seguía sin cesar, pocas personas se cruzo hasta llegar
hasta su domicilio. Pasaron treinta y siete días para que el hombre del
paraguas gris saliera nuevamente al encuentro de una nueva víctima. Mientras
caminaba por las calles céntricas de su querida ciudad, entonaba alegremente
una canción de una banda local llamada el regreso del colacanto. La letra de la
canción decía en su estrofa principal: “te conozco de algún lado, no sé si me
conoces, en la cola de algún banco tal vez, o tal vez del mismo bar… o bajo de
algunas lluvias que vuelven, por un segundo amigos a la gente…”
Están buenos, pero te falta técnica. Tenés que pulir un poco el texto porque hay frases mal redactadas y otras redundantes. Usás mucho la frase "del mismo" que no se usa en literatura. Una parte que deberías corregir: "por pisar cables de la luz en contacto con el agua". Si está en contacto con el agua, el agua está electrificada, por lo tanto mueren al tocar el agua, no el cable.
ResponderEliminarTenés buena mano y sos ingenioso.
Podés ver algunos cuentos míos en: http://leadrudi.blogspot.com/
Y este es un blog con el fin de hacer un pseudo taller literario online:
http://elalquimistadelapalabra.blogspot.com/
Fuerte abrazo desde Córdoba.
muchas gracias x comentar, la verdad que era justo la clase de comentarios que estaba esperando ya que la mayoria me decia que estaban buenos pero me faltaba escuchar la otra parte, voy a corregir lo del agua electrificada,estos son los primeros relatos que escribo, espero mejorar con el tiempo y hacer un curso, despues paso por tu blog, saludos
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarTambién escribo, hace poco abrí un blog también y veo que tenemos gustos similares.
Me gustó tu cuento, y creo también que hay detalles por pulir, o por lo menos yo lo veo así. Tampoco soy corrector, solo aficionado. Y apunto porque leí que te gustaría escuchar "la otra parte"
"La ciudad había amanecido POR una fuerte tormenta que no daba tregua." Por ejemplo.
Aqui creo que la ciudad no amanece POR, si no Junto o Con, creo que la tormenta acompaña en vez de ser una causa.
Si tienes mail, pasalo asi contactamos en caso de que te interese.
Te dejo mi blog: http://vilbrebaje.blogspot.com/
Saludos
Me alegra que estés compartiendo lo que escribís, es una manera de aprender recibir críticas y consejos. Un abrazo y seguí escribiendo!!
ResponderEliminarJack: mi msn es pablom_15@hotmail.com, me gustaria hablar mas adelante, gracias x la correccion, ya t sigo en tu blog
ResponderEliminareugenia: gracias x pasarte, me gusta mucho como escribis y tu blog, cuando quieras hablamos, saludosss
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPablo: muy buena la idea del relato.
ResponderEliminarComo han escrito Leandro y Jack, seguramente hay cuestiones que corregir y mejorar, como nos pasa a todos aquellos que somos escritores amateurs y que tenemos a las letras como uno de nuestros hobbys, como es mi caso, y no como nuestro medio de vida... por lo menos por ahora, je, je, quién sabe en el futuro...
Te doy una opinión, con sumo respeto y desde mi humilde lugar como lector de "El hombre del paragua gris". Por ejemplo, en el párrafo "...Muchas de las calles habían quedado inundadas, haciendo que el agua les llegue hasta las rodillas a sus habitantes que caminaban por las mismas..." se te mezclan verbos conjugados en pasado ("habían", "caminaban"), con uno conjugado en presente ("llegue"); opino respetuosamente, que el mismo podría quedar redactado "...Muchas de las calles habían quedado inundadas, haciendo que el agua llegara hasta las rodillas de los habitantes que caminaban por las mismas...".
Espero que mi humilde opinión te sirva de algo y, si no, no hay problema, se descarta de plano...
Un abrazo desde un rinconcito pequeño de mi Argentina querida...
P.D.: suprimí el otro comentario, idéntico a este, porque había olvidado escribir la palabra "opinión" en el anteúltimo párrafo :)
bueno me alegro q te halla gustado el relato, ya corregi esa parte, no me habia dado cuenta de ese error, despues paso x tu blog, saludoss
ResponderEliminar