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EN ESTA PAGINA ENCONTRARAN RELATOS Y CUENTOS DE TERROR QUE HE ESCRITO ESTOS ÚLTIMOS AÑOS, IRÉ PUBLICANDO SEMANALMENTE UN RELATO, LA IDEA ES RECIBIR COMENTARIOS Y QUE PUEDAN DISFRUTARLO, ME GUSTARÍA HABLAR CON GENTE QUE TAMBIÉN ESCRIBE Y HACER NUEVAS AMISTADES...¡BIENVENIDOS!

miércoles, 25 de enero de 2012

UN PUEBLO LLAMADO “ARAKHO”



           
Sebastián se mojo la cara para despejarse un poco después de dormir unas preciadas horas que tanto las necesitaba.  Todavía le costaba entender como después de estar tan cerca de su muerte había estado roncando como un perezoso.
Un fuerte dolor de cabeza le volvió a renacer. No sé si las jaquecas eran porque había estado leyendo demasiado, o debido a las vibraciones continúas que lo sacudían al viajar en tren. Quizás se debía a la combinación de ambas cosas.
Decidió ir afuera del vagón para estirar un poco las piernas. El tren se había descarrilado en una curva, hacia ya unas cinco horas. Fue en medio de una zona árida donde la próxima ciudad llamada Anahi se encontraba a doscientos cincuenta kilómetros de distancia. Sabía que la espera iba a ser larga.  
Mucha gente estaba asomada y apreciando el paisaje. Del lado derecho de la ruta el desierto estaba compuesto por miles de árboles secos con retorcidas ramas que formaban telarañas en el cielo. Eran tan extraños, Sebastian nunca había visto algo igual en cuanto a sus ramas retorcidas. Escucho que un hombre contaba que le decían “los brazos del diablo”. Sebastián sentía el cansancio de sus piernas y también que su vejiga iba a explotar. Así que decidió ir del lado izquierdo de la ruta en donde  el paisaje estaba compuesto por pastizales muy altos que tapaban toda la visión. Eran pastos de dos metros que parecían no tener fin a lo largo de toda la ruta. Ninguna vez había visto pastizales que alcanzaran esa altura por las rutas que él solía viajar. En esas rutas, el campo estaba cosechado por maíz, trigo, tomates, lechuga y el oro del campo argentino: Soja. Se notaba que era una zona muy amplia sin habitantes. La tierra estaba muerta, por lo que no había ninguna cosecha y había escuchado que el agua de lluvia era poco frecuente en esa región. El suelo resquebrajado lo decía todo, pero ese día atinaba con que iba a llover.
Antes de adentrarse tomo un palo que le gusto mucho por su forma y pensó en utilizarlo como defensa personal por si algún animal salvaje se le acercaba o algo por el estilo. Primero pensó en orinar pasando la línea que divide el asfalto con la tierra seca. Pero se sentía observado por parte de la gente que lo miraba desde arriba del tren y cuando alguien lo observaba no podía ni sacar una sola gota. Es similar a los animales cuando se sienten observados y no hacen las payasadas que saben hacer.
Después de mirar que no haya víboras o arañas que les causaban mucha fobia, se adentro unos centímetros más en los yuyos. La sorpresa fue enorme al ver que los yuyos terminaban a unos dos metros de donde comenzaban y el paisaje era el mismo que en el lado derecho de la ruta.  Miles de árboles con ramas que apuntaban para cualquier lado. Plantados en una tierra agrietada que parecían las escamas de una tortuga y ondulada como joroba de camello.
Los arboles no se veían desde la ruta ya que todo ese lugar estaba en declive. Era tan misterioso el lugar que lamento no tener una rollo con película de 35mm para sacar algunas fotografías con la cámara fotográfica que llevaba en su mochila.
El paisaje estaba ondulado por toda una extensa zona que parecía ser infinita. Abrió la cremallera y comenzó a largar orina sin cesar. Observo como la tierra absorbía la sustancia amarilla que tanto lo aliviaba al largarla al exterior. Relajado miro al cielo y vio como las nubes negras cubrían el cielo, recordó que antes de quedarse dormido el cielo estaba despejado y ninguna nube se asomaba.
Una rama de un árbol que estaba a su lado se empezó a mover y le toco la cabeza. Se sorprendió y  al mirar con detenimiento la rama, se dio cuenta que en esas curvas que iban para cualquier lado, un cuervo muy grande se acercaba caminando hacia él como si estuviera en una cornisa. Volvió a agarrar la rama del suelo y cuando estaba por retirarse vio algo que a sus ojos le llamo la atención. Algo rojo. Enseguida lo relaciono con esas fotos en blanco y negro donde un detalle en color resalta la escena. Todo el lugar estaba en color sepia por medio de la tierra y los arboles, el cielo gris oscuro y en el centro de la escena una larga cinta roja atada a un árbol que flameaba como una bandera. El cuervo emitió su típico canto y salió volando para el sur. A diferencia del paisaje en donde se encontraban todos los turistas este estaba compuestos también por arboles de medianos tamaños y otros muy pequeños.
Corriendo se acerco a ver si había algún mensaje o algo por el estilo. Debajo de la cinta pudo observar una flecha que le pareció estar hecha con pintura roja. La dirección de la misma era hacia el sentido izquierdo. Vio que desde las enormes raíces del árbol un trazo de alguna sustancia blanca se alejaba marcando una especie de camino. Lo siguió como gamsel y gretel siguieron el camino que ellos mismos formaron con pan. Esta vez se encontró con un árbol que tenía otra señal apuntando hacia la derecha.
Vio como la línea blanca se alejaba hasta la cima de una colina donde se encontraba otro árbol con otra flecha. De este juego que en sus pensamientos lo llamo “siguiendo la flecha” se encontró con algo que nunca antes hubiera pensado en encontrarse. Al principio pensó en volver ya que le habían informado que quedaban unas horas más para retomar el viaje. Pero sentía una sensación con que iba a encontrarse con algo desconocido en ese lugar tan extraño. Además contaba con su mochila que llevaba todas sus pertenencias y tenía pensado hacer dedo como tantas otras veces.
Finalmente el juego termino. Se había topado con un árbol tan enorme como tétrico que cuando lo vio inconscientemente dio dos pasos para atrás. Nunca había visto algo igual. Estaba solo a diferencias de los otros árboles de menor tamaño que venía siguiendo. -Este es el padre de toda la familia, es gigante-pensó. Se acerco lentamente y vio que estaba rodeado de todo un círculo de aquella sustancia blanca que había venido siguiendo. Dentro del círculo se formaba una estrella de 5 puntas. Vio que de cada punta de la estrella salían las líneas que conducían en diferentes direcciones. Así como el había seguido una de ellas, las demás contaban exactamente con el mismo juego de seguir las flechas.
Al subir a una loma muy alta la sensación de que el lugar no tenia fin fue todavía mayor.  Pero lo más espeluznante e inimaginable era las cosas que le colgaban de sus ramas. De lejos pensó que era algún tipo de frutos extraños que desconocía.
Al caminar temblando hasta estar a unos 20 metros se dio cuenta de lo que tenía enfrente. No eran flores exóticas o frutos grandes que colgaban. Eran bebes, algunos estaban chorreando de sangre y colgaban de sus cordones umbilicales.
Se quedo con la boca abierta como alguien que se entera de la peor noticia de su vida. Estaba realmente bloqueado, nunca había estado así.  Fue un cuervo que se paro en una de sus ramas del árbol que lo hizo desbloquear. Los cuervos solamente le hacían compañía a los cadáveres, algo que le llamo mucho la atención –Este sí que es el sueño más surrealista y realista que tuve-pensó. Los pastos marrones jamás cortados de dos metros de altura, la tierra resquebrajada que parecían los gajos de una pelota de futbol, las líneas blancas como serpientes por todo esa tierra infinita y ahora esos trece bebes colgados en un árbol que parecía un edificio por su altura.  Se raspo la pierna con el palo que lo tenía como defensa personal y una línea muy fina de sangre comenzó a chorrearle, le había dolido bastante. Tenía filo la punta, ¿porque simplemente no me pellizque?- pensó. -Estoy sintiendo, por lo que no es un sueño-se dijo en voz baja.  Entonces fue cuando escucho el chillido de un cuervo y decidió estar en alerta. Alguien había colgado esos bebes. Esperaba lo peor y entonces decidió sacar de la mochila un cuchillo y lo guardo en uno de sus bolsillos de su pantalón.  Miro durante unos segundos detenidamente el lugar y no vio ningún movimiento más allá de los cuervos que revoloteaban en todas partes. –Mejor así- se dijo nuevamente en voz baja y largo un suspiro. Sebastian hablaba en voz baja en los momentos en que estaba nervioso y ese era uno. El cielo seguía cubriéndose de nubes cada vez más oscuras, en cualquier momento se largaría a llover torrencialmente.
Camino despacio acercándose al árbol y volvió a contemplar con mas detalles los bebes. Era tal el horror que al principio no podía detener la mirada en ellos. El viento los hacía mover, estaban arrugados y curtidos por el sol.  Los de arriba eran de un tono de color más oscuro y más achicharrados. Todos tenían abierta sus pequeñas panza con un grueso y marcado tajo. Decidió quedar afuera de la estrella de cinco puntas, sabía que era un acto de brujería o algo por el estilo. Camino alrededor del círculo hecho con la sustancia blanca que rodeaba el árbol y fue cuando encontró del otro lado una fuente  que danzaba  un líquido rojo en vez de agua. Una manguera salía entre las raíces, debajo de la tierra, y se conectaba con la fuente.-Seguro que es sangre, no tengo dudas, que lugar más horrible y macabro-pensó.  La fuente tenia decorada unas guardas muy bonitas con formas elípticas y en el centro una gárgola que miraba hacia el cielo con unas enormes alas abiertas. Debajo de la misma decía una palabra muy extraña: “ARAKHO”
La gárgola era tenebrosa, recordó que una vez de chico había visto una similar en la terraza de un edificio. Tenía garras, una cola en forma de letra S que finalizaba con una punta como la de una flecha. Miro de cerca su rostro: Unos cuernos enroscados como de carnero sobresalían de su frente, dientes puntiagudos que daban la sensación de tener mucho filo y lo más impactante de todo: enormes ojos de felino, mirando el cielo que comenzaba a tronar.
Miro una parte del horizonte que desconocía ya que se encontraba tapada por una de las pendientes más pronunciadas. Fue cuando vio un grupo numeroso de casas.
Era un pueblo desconocido. En esa parte del sitio donde estaban las viviendas, era mucho menor el numero de arboles. Le dio la sensación de que los arboles habían sido talados para construir y asentar el pueblo en ese lugar. Pensó y volvió a bajar por el declive para ocultarse y no ser visto por algún extraño.
Busco de su mochila unos binoculares para apreciar mejor el conjunto de casas.  Eran casas hechas con adoquines y de techo de pajas. Parecía una aldea vikinga, de siglos de antigüedad. Estaban muy juntas formando largas hileras horizontales. De lejos el conjunto de casas formaban un rectángulo un poco deforme. Eran veinticinco en total. Veía todas sus puertas cerradas, no tenían ventanas.  Observo detrás de las últimas casas, a la derecha de la aldea, una tropa de caballos. Y fue en ese instante cuando se dio cuenta que a lo lejos,  del lado izquierdo, pasando una pendiente muy pronunciada que ponía el límite al poblado,  un enorme granero de madera se perdía en el horizonte. Era similar en cuanto al tamaño de la aldea.
En ese momento Sebastián no sabía cómo continuar con su destino. -¿Qué haría frente tal enorme desconcierto?, ¿Buscar a la gente del tren y pedir ayuda?, ¿llamar a la policía y explicarle de semejante lugar oculto?, ¿Adentrarse solo en el pueblo oculto y explorar por su cuenta de que se trataba eso de colgar bebes en un árbol, tener líneas como caminos por el suelo y tener una fuente llena de sangre?
De todos los pensamientos que tubo eligió el peor de todo, explorar por su cuenta, sin importar las consecuencias, como un típico personaje de una película de terror que sale afuera sin ninguna arma a enfrentarse con su próximo asesino que acaba de tocar la puerta y está escondido en la oscuridad.  
Trato de elegir el camino más apartado de las líneas blancas y del pueblo. Las líneas blancas siempre conducían a algo. Iría bordeando por la izquierda hasta aproximarse al asentamiento que vio primero, el pueblo. El viento zumbaba fuertemente.  En menos de media hora llegaría el atardecer. Camino atentamente mirando el horizonte, iba entre los árboles para tenerlos cerca y ocultarse si alguien o algo aparecieran en su camino.  El lugar estaba tan seco y vacio, Los únicos animales eran cuervos y los caballos que acababa de ver con sus binoculares muy a lo lejos. Después de caminar durante unos minutos comenzó a llover fuertemente y la noche llego. Siguió caminando hasta encontrar algún lugar para refugiarse y afortunadamente la encontró. Pudo contemplar a los lejos una lugar iluminado por una luz interior muy rojiza. Era una iglesia en medio del bosque donde los arboles eran grandes y se encontraban muy cerca entre sí al punto que muchas ramas se enredaban. Al igual que las casas estaba construida con adoquines y techo a dos aguas fabricado con pajas.
No tenía puerta pero igual decidió mirar de lejos durante unos minutos para asegurarse de que no hubiera nadie. Después de ver con detenimiento pudo comprobar que estaba vacía. Al poner el zoom de los binoculares al máximo pudo ver unos azulejos negros que constituían todo el piso. La pintura de todas las cuatro paredes era de color negro.
Contenía dos grandes candelabros que iluminaban la única sala. En medio de la misma, una cama con almohadones  era la principal atracción. Alrededor de la cama, las sillas la rodeaban en forma circular. En el fondo se veía un altar con un libro abierto por la mitad iluminado por una gruesa vela, la pared del fondo estaba acompañadas de vitrinas de madera.
Cuando se acerco al frente de la misma, noto un detalle que no se había dado cuenta, la cruz ubicada en la intersección de los dos techos a dos aguas estaba invertida. Muchos cuervos a pesar de la lluvia la acompañaban quietos como estatuas. Decidió entrar y explorar el lugar, tenía el presentimiento de que con algo terrible se iba a topar. Antes de adentrarse, volvió a contemplar una línea blanca que terminaba en la entrada. La sala era muy amplia, iluminadas por enormes velas a lo largo del piso y arriba de algunos muebles, principalmente  en las vitrinas. Se notaba que alguien las había encendido recientemente ya que pudo observar que no estaban consumidas. Además noto que en el piso había huellas de barro. -En cualquier momento llega alguien, debo permanecer alerta-pensó. Pudo ver en el fondo una carabera de un carnero colgado debajo de una silla muy elegante. La cama era de dos plazas, cubierta por un cubrecama de color rojo al igual que los almohadones que estaban arriba del mismo.
Se dirigió a lo que más le llamo la atención: el libro del altar. El altar era de madera y tenía varios libros apilados en sus estantes. EL libro principal era una biblia pero al igual que la iglesia contaba con una enorme cruz invertida de color dorada. Las tapas eran de cuero y parecía muy antigua. El titulo principal de la misma era: “EL LIBRO NEGRO DE ARAKHO”.
En las siguientes páginas se encontraban relatos escritos con unas letras muy extrañas y de tono oscuras, similar a las letras góticas. Los relatos eran muchos y estaban acompañados de dibujos muy macabros. Lo que pudo  observar rápidamente en la primera imagen fue unos hombres peleando con espadas en donde a uno le cercenaban unas piernas. Parecían Samuráis. En muchos dibujos aparecía la criatura de la estatua, y en otras, gárgolas similares. Después de los relatos o cuentos, había una sección en donde predominaban muchos rituales con símbolos muy variados. Rápidamente pudo ver un conjunto de imágenes donde los protagonistas eran bebes y decidió cerrar el libro. Prefirió omitir esa parte, sabia con lo que se iba a encontrar. Tenía ganas de llevarse el libro pero enseguida se darían cuenta que el pueblo contaba con un intruso. Ya sabía unos datos, era una especie de secta que adoraban a un demonio llamado arakho, le gustaba hacer rituales y colgaban a bebes como adornos de navidad…
Sebastian estaba muy nervioso, ansiaba irse de ese horrendo lugar. Antes de irse decidió ver unas de las ultimas paginas que no había llegado a mirar, que estaba marcada con un señalador o mejor dicho con una pluma de cuervo.
Era una lista que ocupaba las dos páginas señaladas, estaban escritas con una pluma, la letra era cursiva muy prolija. El titulo principal era “Lista de mujeres”, debajo  contaba con tres columnas, la primera estaba constituida por nombres y apellidos, la segunda columna decía: fecha de embarazo y la última fecha de nacimiento.
Siguió ojeando y descubrió que la lista era muy larga llegando a finalizar el libro.  Estaba a punto de ver unas doscientas páginas que se había omitido, cuando escucho que unos gritos de una mujer ascendía hacia esa dirección desde muy lejos. Arranco las últimas dos hojas, las doblo y se la guardo en el bolsillo.
Primero miro en el hueco entre dos armarios pero pensó que sería muy arriesgado, finalmente se oculto debajo de la cama donde nadie podría verlo, con el cuchillo en mano, espero durante unos largos minutos en el que solo se apreciaban el ruido del viento, de la lluvia, de las goteras que caían por varios recovecos y los llantos de una mujer seguidos de lagrimas, cada vez más cerca.
Un olor desagradable se podía oler debajo de la cama, se dio cuenta que el piso estaba repleto de manchas de sangre que ya se encontraba seca. Pensó que usarían la cama para hacer rituales sexuales o algo por el estilo. Finalmente vio como unas piernas se posaron a centímetros de su cara, cerró los ojos y trato de calmarse.
-¡Por favor, no le hagan nada, es mi bebe, por favor!-gritaba la mujer con tono agonizante. A su costado se encontraban otras dos personas más. Tenían sandalias y una túnica de color marrón que le llegaba hasta los tobillos. -¿Para qué gritas si sabes que nadie te va a hacer caso?- le dijo un hombre con una risa siniestra. Otra voz de un hombre se rio a la par.- Quédate tranquila que vas a estar bien…
-Son unas mierdas, algún día me escapare y todos sabrán la verdad de las cosas que hacen…¡están locos! Una fuerte cachetada retumbo en el lugar. -¡Cállate la boca o te ponemos un trapo!
Sebastian escucho el sonido de un escupitajo, seguido de gritos y unas cuantas cachetadas. Después de unos segundos puedo escuchar que la mujer ya contaba con el trapo en la boca-mmmm…mmmm-eran únicamente el sonido que se escuchaba. –Vos encárgate de atarle la mano derecha, pero fuerte, que no se salga, no quiero problemas con Jeremías-dijo en tono de orden.
-Es verdad, si se llega a escapar, no quiero hacer otra mudanza-acoto el extraño sujeto.
Después de unos minutos de haber atado a la chica, el salón se lleno por completo. Por las voces noto que la mayoría eran hombres. El murmullo era tal que tapaba el ruido de la lluvia que había decaído.
-¡Silencio, por favor!-dijo una fuerte voz muy grave. El silencio que reino después del llamado fue absoluto. Las maderas del respaldo de la cama no paraban de crujir, por lo que la mujer no paraba de moverse. –Estamos reunidos para celebrar y conmemorar una vez más la venida de Arakho, a nuestro querido asentamiento –dijo el hombre que se encontraba detrás del altar. Todos aplaudieron y gritaron en respuesta a lo dicho.
-Queridos hermanos, ya han pasado rápidamente nueve meses desde la última visita, como cada año, y quiero decirle el orgullo que es para mí ser el líder nuevamente de este clan, tan unido, donde reina la felicidad…
Aplausos inundaron el salón.-Ahora a continuación les leeré uno de los pasajes de Malakias, el relato se llama “Gengis Khan, el invencible”, donde cuenta cuando  contacto con Arakho en el siglo XIII:
(…) Cualquier cosa que hiciera Gengis Khan ya sea desde dar un discurso anunciando, la toma de algún territorio,  buscar gente para unirlo a su ejército o quemar una aldea  incluyendo hasta la última persona que quede por asesinar, la noticia era sabida. Y por varias semanas la noticia que corrió por los principales territorios del mundo fue que Gengis Khan quería ser inmortal a toda costa. Creo que tuvo mucha potencia porque era algo muy extraño, por no decir la palabra descabellado. Contactaba con chamanes y brujas, pero ninguno le podía dar la respuesta de lo que estaba buscando. Fue entonces  cuando el rumor que daba vuelta llego en los confines del infierno… y el boca en boca siguió fluyendo hasta llegar al oído del mismísimo Arakho: el demonio que arrebataba el vino de la inmortalidad y lucha contra el Sol y la Luna.  
Contactaron  una tarde, luego de que gengis khan desbasto un pueblo prendiéndolo fuego por completo, mutilando a mujeres, niños y ancianos que querían escapar. con su caballo muy veloz y demasiado entrenado para alcanzar a las personas a la par que sus sombras, por lo que se gano el apodo de llamarse “sombras”, los acababa, uno por uno. El demonio contemplaba tanta maldad concentrada que pensó que sería el adecuado en cuanto se enterara de lo que haría a cambio de lo que tanto anhelaba.  Salto desde un techo de un gran salón prendido en llamas y voló hasta aterrizar enfrente del líder mongol, que estaba agitado por todas las acciones cometidas. El Demonio le conto con detalles todas las cosas que debería hacer a cambio de la vida eterna. El mongol después de unos segundos le hizo una única pregunta al demonio: -es todo muy tentador…, ¿pero además de vivir eternamente usted podría concederme el don de no recibir daños en mi cuerpo, no quiero tener el cuerpo deteriorado como por ejemplo que me falte algún brazo o una mano para levantar la espada, y si es de ser posible podría andar de día a la luz del sol sin sufrir las consecuencias que acaba de nombrarme, ¿se podría hacer algo de mas por estas dos cosas que les pido?
Y la criatura con una enorme sonrisa asintió diciéndole:-nada es imposible en la vida, usted más que yo debería saberlo con las conquistas que está haciendo, pero deber… -¡Señor la cabeza se está asomando, ¡el niño va a llegar!-dijo uno de los hombres que habían llevado la mujer hasta la iglesia. Un trueno retumbo en toda la sala.
-¡Oren mis queridos hermanos, solamente les pido que oren con todas las fuerzas de sus pulmones… nuestro  señor quiere y necesita escuchar sus plegarias!- grito con una enorme potencia. ¡Andom!- Corearon todos. Se dio cuenta que sería una especie de Amen, pero para las tinieblas.
La oración era la siguiente:
Padre nuestro que vienes de las tinieblas
Ven a darnos oscuridad y felicidad para adorar
Sin importar las consecuencias, venga desde su reino
Nuestra fe es tu fe hacia nuestras vidas eternas
Danos el niño, ¡hoy es nuestro día, es nuestra ofendra!
Mal…líbranos del bien
Por el fruto de tu vientre mujer
Con pecados pero sin sentidos
Lucifer… ¡ruega por nosotros!
Arakho… ¡vive por nosotros!
¡¡Andom!!-
-¡Jacob! ¡Córtale el cordón umbilical!-grito acercándose a ver el bebe
-Si, mi líder,-dijo agarrando una navaja que escondía debajo del pantalón.
Tantos pies alrededor de Sebastian le dio mucho miedo y un escalofrió le corrió por toda su columna vertebral.
-Es un bello niño, lástima que va a durar tan poco…
Todos los que contemplaron el parto lanzaron una risa que vibro por todo el lugar.
-Síganme, continuemos con el ritual y esperemos la venida de nuestro demonio arrebatador  del vino de la inmortalidad.
-¡¡Andom!!- ¡¡Andom!!- ¡¡Andom!!- ¡¡Andom!!- ¡¡Andom!!- gritaron hasta alejarse por completo dejando únicamente a la señora que acababa de parir y a Sebastian debajo de la misma.
Una vez de haber esperado que saliera el último señor del grupo y percatado de que no haya nadie alrededor salió. Miro a la reciente madre a los ojos, se encontraban muy brillantes y desorbitados. Volvió a intentar hablar pero al tener el vendaje solo escucho palabras sin sentido. Las lágrimas no paraban de deslizarse por las mejillas hasta llegar a su cuello.
Sebastian le hizo seña con el dedo para que guardara silencio. -Sshhhh… sshhhhh… Soy bueno quédate tranquila. Te sacare de aquí, estoy para salvarte. Miro su vestimenta y comprendió que venía de algún lugar lejano, que no era de la secta.-Tranquila, tranquila…todo va a estar bien-le dijo sacándole el pañuelo de la boca. Tocio y escupió una gran cantidad de saliva. Lo abrazo fuertemente a su rescatante y este le acarició su cabellera mientras le decía al oído que toda la pesadilla que estaba viviendo iba a finalizar.
-Necesito que me digas que hacen esas personas y quienes son-dijo Sebastian.
-Están locos, no sé si son humanos, no comen nunca, usan a nuestros bebes para luego sacrificarlos, siempre tienen las misma túnicas con sus capuchas puestas.
Viven tomando sangre, la sacan de la fuente delante del gran árbol. Nos tienen encerrado cuando hacen sus actos satánicos, halaban a un demonio llamado Arakho como debiste haber escuchado recién. Esta villa lleva el mismo nombre. La nombran así cuando se alejan por unas horas con sus caballos.
-¿Cuántos son sus víctimas?-pregunto alteradamente.-Somos muchos…
-Si, pero necesito saber en números, ¿cuantos son los que se encuentran secuestrados?
-Somos todas mujeres, necesitan mujeres… o mejor dicho nuestros bebes. La mujer recapacito que no le estaba respondiendo la pregunta y contesto-  Somos treinta-seguido de un llanto mientras se miraba que una de sus dedos tenía un tajo bastante profundo.
-¡Este pueblo es un infierno!-dijo moviendo sus manos que estaban amarradas al respaldar de la cama. ¡Soltame y escapémonos ante de que nos descubran!-dijo con una vos ronca. –De esa forma nos descubrirán fácilmente, necesito que me entiendas, voy a liberar a todas las prisioneras y combatirlos de alguna manera. Espera un rato más por el bien de todas las mujeres que están en tu mismo lugar ¿sí?
Después de llorar durante un rato dijo con una voz entrecortada:
-Está bien, espero que tu plan de resultado… te entiendo perfectamente… contesto después de unos segundos.
-Bueno me voy yendo, matare a todos estos psicópatas pervertidos, uno por uno.-Confía en mí, dios va a estar de nuestro lado.-Hasta luego-dijo Sebastian retirándose del recinto con su cuchillo en la mano. -¡Espera un momento!-grito la mujer-Te tengo que contar unas cosas más. Pueden ser importantes. Son nocturnos, viven de noche únicamente. Una de mis amigas dice que se queman cuando la luz del sol alcanza su piel. No sé si es verdad ya que esa mujer se encuentra con graves problemas psicológicos y alucina cosas, comenzó después de estar secuestrada y en cautiverio.-Nada mas, ándate antes de que te descubran, mucha suerte.
-Muchas gracias-Respondió Sebastian huyendo con mucha prisa. Al rato ya se encontraba profundamente metido en el bosque, en completa oscuridad.
Nunca hubiera pensado que esa acotación de la señora que acababa de parir seria una pista fundamental para acabar con estos seres en el futuro. Se sentó en un hueco que había entre las raíces de uno de los árboles y comenzó a planear lo que haría dentro de unas horas.
Respiro profundamente por un rato y se tranquilizo lo más que pudo. Buenas ideas le vinieron a la cabeza, pero de golpe decidió cambiar los planes. Necesitaba ver el ritual de estas personas, luego acomodaría sus ideas y detallaría su futuro plan. -¿Qué cosas estarían haciendo con el bebe?, era la única pregunta que le daba vueltas por su cabeza-¿Por qué le abren su panza y lo cuelgan como zapatillas en cable de alumbrado público?, necesito ver la respuesta- Dijo en voz baja. Corriendo se dirigió hasta ver la inmensidad del árbol  que ahora era una sombra oscura. Salvo por las antorchas de estas personas que iluminaban la parte inferior del mismo.
No sé de donde las habían sacado, pero cada uno contaba con una llama ardiente que le resplandecía su piel blanca como leche de vaca.
El binocular le había servido de gran ayuda, ya que tenía mucho alcance, gracias a él le permitía estar cómodamente lejos de ese grupo tan siniestro. Sus caras parecían deformadas pero eran por la iluminación de las llamas que danzaban con el viento. Jacob se encontraba con el bebe en sus brazos, parecía que estaba durmiendo, no se movía.- ¿Ya estaría muerto?-pensó Sebastian.  Sincronizadamente todos agarraron sus antorchas con la mano izquierda y la bajaron hasta la altura de sus cinturas. Con la otra mano se descubrieron sus cabezas. Todos eran pelados y contaban con algo que le llamo mucho la atención.  Tenían diferentes símbolos en la parte detrás de sus calvas, eran círculos que contaban con imágenes que no podía distinguir. Pensó que seguramente serian tatuajes relacionados con algo de su secta. Después de contemprarlos se dio cuenta que eran los mismos símbolos que estaban en el libro. Únicamente podía ver el rostro de tres de ellos, el del líder y sus dos acompañantes en cada costado: Isaías y Jacob. Los demás estaban de espaldas escuchando las palabras de su guía, que eran inalcanzables para el oído de Sebastian. Noto que Isaías asintió  unas palabras que le dijo Jacob y se alejo dirigiéndose hacia el gran árbol.
Se poso al lado de la fuente y con un cuchillo se corto la mano haciéndose un tajo muy profundo, luego hizo unos pasos y vertió la sangre arriba de la estatua de la gárgola. Mientras se encargaba de manchar la cabeza y el pecho de la bestia de piedra, Jacob hizo el mismo procedimiento que Isaías bañando sus enormes alas. También el líder se tajeo la mano y se dirigió a la zona de sus piernas y brazo.  Lo que vio a continuación Sebastian fue lo más descabellado que vio en su vida. Lentamente a la par de las líneas de sangre que le chorreaban por todo su cuerpo moldeado, comenzó a ver unas líneas negras que se iban ramificando. La estatua de Arakho se estaba resquebrajando lentamente hasta que las ramificaciones llagaron a todo su cuerpo. Fue cuando vio que los ojos felinos que tanto lo había conmocionado por su naturaleza comenzaron a iluminarse como dos luces de un auto. Sus pupilas eran dos tajos rojos en forma vertical que tenían mucha potencia.
Automáticamente los pedazos de rocas comenzaron a caer, su cara se movió como si se sonara el cuello,  sus brazos se bajaron apoyando sus manos en las rodillas y sus alas comenzaron a  aletear fuertemente.
Todos comenzaron a aplaudir. La lluvia había finalizado. Arakho clavo su mirada en todo el grupo y sus tatuajes esféricos  comenzaron a titilar hasta quedar iluminados con la misma fuerza que los ojos de la criatura. Su color también era rojo. Sebastian noto que los ojos de todo el grupo también se habían tornado de color rojo, por el líder y sus dos acompañantes, que eran los únicos que estaban de frente a él.
La misa continúo y pudo observar que principalmente cantaban oraciones o algo por el estilo. Después pudo ver que uno del grupo saco una hoja y se la leyó a la bestia de cerca mientras esta lo contemplaba mostrando sus afilados dientes. Parecía que estaba muy contento, que no paraba de sonreír.
Finalmente llego el peor momento de la ceremonia donde a Sebastian le comenzó a faltar el aire por unos segundos, luego lanzo un horrendo vomito entres sus pies. El líder saco el cuchillo apuntándolo hacia el cielo, dijo unas palabras y comenzó abrirle el pecho al pequeño recién nacido. Noto que ya estaba muerto porque no emitió ningún movimiento. La sangre corría como una represa cuando se abren sus compuertas para soltar el agua. Arakho teniendo su boca debajo del niño comenzó a beberla desesperadamente. Varios hilos de sangres le chorreaban por el cuello. Después la criatura tomo al niño y se lo llevo volando hasta colgarlo en una de las ramas inferiores que se encontraba sin ningún bebe atado. Siguió revoloteando sus alas hasta desparecer. Todos volvieron nuevamente a aplaudir y se dieron la vuelta retirándose del lugar. El ritual había finalizado.
Esa noche Sebastian se alejo lo suficiente para no ser visto y planifico durante toda la noche lo que haría al amanecer. Fue la primera noche en su vida que no durmió ni un solo segundo. Con la luz de una linterna decidió mirar la lista que había arrancado en esa biblia del Infierno, lo que leyó en las primeras líneas de la lista fue lo siguiente:
                                                           LISTA DE MUJERES

NOMBRE------------------------------------FECHA DEL EMBARAZO--------------FECHA DEL PARTO APROX-
Alicia ----------------------------------------27/09/1804-----------------------------04    /06/1805
Ana------------------------------------------01/06/1805-----------------------------06    /03/1805
Andrea S.----------------------------------12/12/1805------------------------------01   /09/1806
Andrea F.---------------------------------03/06/1806-------------------------------05   /03/1807
Carla--------------------------------------09/12/1807--------------------------------24   /09/1808
Claudia------------------------------------23/06/1809-------------------------------13   /03/1810
Romina-----------------------------------02/12/1810--------------------------------08   /09/1811
Dolores-----------------------------------22/06/1812--------------------------------03   /03/1813
Sofía--------------------------------------09/12/1813---------------------------------11   /09/1814
(…)
El día amaneció con un fuerte sol naranja que se asomaba detrás de varios árboles  en el horizonte. Era extraño ver como las formas retorcidas quedaban iluminadas por el sol. Lamento nuevamente no tener un rollo de foto.
Los cuervos habían desaparecido por completo, el único ruido fue el relinche de unos de los caballos que estaba a unos metros con una soga que se arrastraba levantando polvareda.  Decidió asomarse a espiar el granero o mejor dicho: el almacenamiento de embarazadas.
El portón de madera estaba simplemente trancado con una madera gruesa que  lo atravesaba horizontalmente. Retiro la madera esforzándose un poco y espero la llegada de las mujeres. El lugar donde se encontraba era muy básico. Estaba compuesto por tres hileras de 10 camas con un piso totalmente cubierto de paja. En el fondo se podía observar un pileton en la que había una señora mayor lavando con manguera un plato, una mesa en la que entraban 10 personas y un pequeño cuarto que posiblemente era el baño.
Sebastian se había olvidado de preguntarle el nombre, pero enseguida la mujer fue a su encuentro y lo abrazo fuertemente. Me llamo Dolores-No pudo creer que este día llegaría, gracias- hablo la mujer largando lagrimas nuevamente. Empezaron a planear todo lo que iban a hacer a continuación. Costo un poco ya que muchas de las mujeres, principalmente las que no habían parido, se querían ir dejando el campamento sin matar a sus ocupantes. En cambio otro grupo mayor, querían justicia por las violaciones cometidas y las muerte de sus hijos.
Por suerte el plan fue llevado en marcha. Consistía en quemar con antorchas las casas de todos los ocupantes y trancar la puerta con el peso  del cuerpo de cada una de las mujeres hasta que se quemen vivos. Antes de eso, debían comprobar con cualquier integrante del grupo, si la luz solar les hacia alguna reacción al cuerpo. Si esto era posible, la tarea de exterminación de aquella secta, sería mucho más simple.  Derribaron la primera puerta y tiraron una antorcha a la cama que comenzó a arder en segundos. El hombre o lo que fuere,  se tiro de un salto al piso.  Sebastian aprovecho que estaba indefenso y lo estrangulo con uno de sus brazos llevándolo hacia a fuera. El hombre le clavo unas uñas negras en el brazo con el que lo tenía dominado, no sabía si las uñas eran de ese color o se las había  pintado. Comenzó a patalear y tratar de zafarse moviéndose con fuerza pero fue inútil, cayó en la tierra a la luz del sol como una bolsa de papas.
Automáticamente ardió como si estuviera cubierto de querosén y le hubieran tirado una cerilla. No paraba de gritar y revolcarse por el piso. Su piel tan pálida ahora era de color marrón y arrugada.  Finalmente cayó rendido al piso hasta quedar una masa negra formada por cenizas. Del mismo modo que con el primero fueron acabando con todos simultáneamente. Prendían el techo de paja y esperaban a que saliera hacia su perdición: el sol. Algunos no salieron porque ya sabían lo que le pasaría. Toda la villa ardía por completo. La pesadilla parecía finalizada hasta cuando alguien hablo en una lengua muy extraña desde el cielo. Era Arakho, y aterrizo tranquilamente con sus enormes alas extendidas.  Se acerco a centímetros de una mujer de cabellera rubia y muy delgada, le lanzo un gruñido mostrándoles sus dientes. Luego le enseño la lengua larga y fina donde la punta se dividía en dos y agarrándola del cuello la lanzo fuertemente dentro de una casa consumida por las llamas. Todas las mujeres lanzaron alaridos y fueron a su encuentro, pero fue inútil. Con sus brazos las apartaba como si no pesaran nada, estreyandolas contra el piso. Su fuerza parecía sobrenatural.  Una de las mujeres más viejas del grupo consiguió clavarle un cuchillo en el pecho. 
En respuesta le mordió fuertemente el cuello, arrancándole un pedazo del mismo, el reguero de sangre fue impresionante y comenzó a beberla. Sebastian aprovecho la oportunidad en la distracción del demonio, se encontraba detrás de su espalda, se había acercado sigilosamente, tomo su bastón que llevaba consigo a toda partes desde aquella mañana en que lo tomo y se lanzo con todas su fuerzas traspasándole la punta que la había afilado más en la noche. El alarido fue sorprende, jamás había escuchado gritar a alguien tan fuerte, le quedo un zumbido por unas horas. Intentaba sacarse el palo pero no podía. -Agárrenlo de sus alas… ¡que no escape!-grito Sebastian. Rápidamente varias mujeres se lanzaron a su encuentro tomándoles sus alas en distintas partes. Una de sus alas que intento aletear se desgarro cayéndose al piso junto a cuatro mujeres que no lo soltaban.  De pronto alguien le puso final a esa criatura sorprendiendo a todos. Había finalizado con toda esa serie de horrores y pesadillas que habían vivido. Se llamaba Jesica, lo decapito con un machete que tenía reservado para usarlo en una ocasión como esa. La cabeza cayo rodando por uno de los declives. Las mujeres que tenían sujeta el ala derecha se tiraron al piso y lanzaron un suspiro. Sebastian también quedo sentado en la tierra y no podía creer que todo por fin había finalizado. Era la primera vez que se sentía un héroe o de haber hecho algo tan importante como esa hazaña. No podía entender como pasaban esas cosas en el mundo. Le parecía todo tan lejano.
Pensó que le costaría adaptarse de vuelta a su rutina y a todas las cosas que lo rodeaban, desde la más simple a hasta la más compleja. Si él se sentía así, no quería imaginar cómo estarían las mujeres que el mismo había rescatado.  Después de descansar y charlar entre todas las damas durante un largo rato, quemaron la iglesia y el granero.  Llenaron unos grandes bidones con agua y algunas cosas de utilidad y lo cargaron en tres caballos. Por la tarde partieron hacia una ruta a esperar que alguien se detuviera y les diera ayuda. Por suerte rápidamente un señor que viajaba en un Peugeot 504 se detuvo y acudió a la policía. Horas más tardes todos se encontraban dentro de un colectivo para ir a la próxima ciudad y declarar lo ocurrido. En ese tramo hasta llegar a la ciudad de Valle seco, todos pactaron en no contar nada de lo ocurrido y decir que se escaparon de unos hombres que las habían secuestrado y abusado de ellas. También dirían que gracias a la ayuda de Sebastian pudieron escapar, dándole a los policía una ubicación más alejada de la escena del hecho, por miedo a que encuentren el árbol con los bebes colgando. Nadie les creería esa historia tan alejada de la realidad. Pero en el mundo lamentablemente pasaban todo ese tipo de cosas, o peores que esas, la tierra necesitaba alimentarse de hechos malos tanto como hechos buenos, de esa forma los demonios como los ángeles podía trabajar cada uno por su lado, los ángeles alimentando a personas hacia el bien por medio de la conciencia de la gente o en apariciones, y los demonios alimentándose de pura maldad, como esa secta donde solo quedaron cenizas viajando con el viento y un árbol de siglos de antigüedad con adornos para un querido demonio…  



  
 






  

4 comentarios:

  1. pau... bienvenido al mundo blogger¡¡¡ es una pasada ... ya estoy leyendo tu relato... muy bueno... despues te envio un email con trucos bloggers... saludos..

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  2. gracias dami, q emocion el primer comentariioo jaja, voy a tratar de mejorarlo lo mejor posible, despues pasame y me fijo, esta muy bueno esto d los blogs, espero conocer mucha gente, saludosss

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  3. apenas pasando por tu blogg....luce muy cool, ya te estare comentado tus relatos, suerte

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  4. graciassss, ya te estoy siguiendo y mas adelante leere tus realtos, saludoss

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