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EN ESTA PAGINA ENCONTRARAN RELATOS Y CUENTOS DE TERROR QUE HE ESCRITO ESTOS ÚLTIMOS AÑOS, IRÉ PUBLICANDO SEMANALMENTE UN RELATO, LA IDEA ES RECIBIR COMENTARIOS Y QUE PUEDAN DISFRUTARLO, ME GUSTARÍA HABLAR CON GENTE QUE TAMBIÉN ESCRIBE Y HACER NUEVAS AMISTADES...¡BIENVENIDOS!

miércoles, 15 de febrero de 2012

Detrás de la virgen sin nombre



-¡Es la primera vez que me pasa algo así!- grito Virginia muy enojada.
-¿De qué hablas?- pregunto Daniel un poco agitado. Había empezado a llover torrencialmente tres horas atrás.
-De que es la primera vez que camino dos kilometro bajo una tormenta tan fuerte como esta. Virginia y Daniel eran mochileros, se encontraban caminando por un campo donde no contaban con ningún refugio para protegerse y descansar un buen rato.
-Es verdad, yo también que recuerde, es todo campo, todo verde y tanto la niebla como el viento no ayudan mucho que digamos…
Ya se habían cansado de hacer dedos a los autos que pasaban para pedirle un aventón de algún desconocido que los ayudara hasta llevarlo al pueblo más próximo de donde se encontraban.         –Menos mal que te hice caso de llevar las camperas impermeables-dijo Virginia. –Viste es que tengo el don de saber cuándo va a llover- comento Daniel seguido de una risa. De lejos parecían dos jorobados ya que contaban con la mochila debajo del pilotín. Finalmente luego de caminar otros veintes minutos sin descansar pudieron divisar una colina en donde estaba instalada una gruta con una virgen en su interior. 
Tuvieron que atravesar una extensa laguna que se había formado a lo largo de la ruta.  Las zapatillas quedaron completamente cubiertas con un barro muy espeso.  A medida que se acercaron descubrieron que era bastante grande en comparación con otras grutas que habían visto anteriormente los dos. La virgen era de aproximadamente dos metros, su túnica era negra con flores violetas pintadas a lo largo de la misma. La pintura de la piel simulaba una tez muy pálida y contaba con ojos de color verde. El pelo era pelirrojo. La escultura se hallaba rodeada de flores que en su mayoría eran rojas. Predominaban las rosas y los tulipanes. En las paredes  había muchas fotos pegadas o clavadas en los ladrillos. También contaba con cientos de papelitos en los que le pedían cosas a la virgen. 
Al fin debajo de un techo- dijo Virginia sentándose en el piso. Mientras contemplaban el paisaje en el que se hallaban, un rayo cayó en medio de la ruta, en donde minutos atrás habían estado. Los aturdió  por completo.-como nos salvamos-dijo Virginia.-Tuvimos suerte-acoto Daniel. Se saco la campera, luego la mochila y la dejo en un recoveco. Su amada hizo lo mismo y se puso a su lado, abrazándolo y luego dándole un apasionado beso. –Nunca había visto un rayo tan cerca-comento Daniel. A los pocos minutos los dos se quedaron roncando profundamente. Las horas pasaron y la tormenta también paso. El cielo se despejo alejando las enormes nubes grises que llevaban tantos días. El sol del atardecer apareció muy radiante y con un tono anaranjado que pocas veces se ve. Virginia se despertó y lo contempló mientras  fumó unos cigarrillos. Después del crepúsculo se despertó Daniel con un fuerte bostezo.-Necesitaba descansar las piernas- dijo mirándola. -Yo igual, y la espalda también, no me quiero imaginar si tuviera la mochila grande de campamento.- Vamos a cambiarnos los pantalones y las medias-dijo Daniel.
Se cambiaron y pusieron la ropa sucia en una bolsa.-Lo tendríamos que haber hecho antes-dijo Virginia y los dos lanzaron unas fuertes carcajadas. –Comamos algo, no aguanto más-comento Daniel. -¿Y después que hacemos?-acoto Virginia mirándolo fijamente a los ojos. -Me parece que lo mejor sería pasar la noche acá, hay muchos cables cortados y zonas inundadas. Aparte es una zona de poco tráfico, vamos a perder tiempo haciendo dedo.      
-Estoy de acuerdo, mejor descansemos más tiempo así mañana estamos bien, faltan 40 kilómetros para el próximo pueblo, esperemos que alguien nos lleve, no quiero caminar mas.-Caminar es lo principal para ser mochilero, vos te los buscaste- le dijo en tono burlón seguido de una carcajada. Pero Virginia no le siguió el juego y en vez de sonreírle bostezo. 
-Mira lo que descubrí-dijo Daniel prendiendo un interruptor que encendió una luz que ilumino todo el vidrio que cubría a la virgen. Se quedaron los dos durante unos segundos contemplando a la figura que se imponía ante el cielo que estaba cada vez más oscuro.
-¿Qué virgen será?- dijeron los dos al mismo tiempo seguido de risas. –Debe tener alguna placa      -dijo Virginia fijándose alrededor de la estatua. –La robaron o se salió- dijo señalando donde había un hueco rectangular. Se notaba que tenía dos agujeros donde iban los tornillos.  
Comieron unos sándwich y contemplaron  el enorme cielo repleto de estrellas.-Tengo un regalo para vos-dijo Daniel sorprendiéndola.-A ver….comento contenta esperando con que la iba a sorprender. Busco en uno de los bolsillos de la mochila y saco una enorme barra de chocolate. -¡Gracias, me muero por comer algo dulce!- acoto alegremente. Lo partieron por la mitad y siguieron  contemplando la noche con la luna como protagonista principal.
De golpe Daniel noto unas luces que ascendían en el horizonte. Saco los binoculares de su mochila y camino unos metros hasta llegar a donde comenzaba la laguna que habían atravesado horas atrás. Esperaba que sea algo extraño como un ovni o algo por el estilo pero era un avión. Lo contemplo igual hasta que desapareció del alcance de su vista.
-¿Qué era?- Grito desde lejos Virginia. –Nada, un simple avión- dijo con un tono medio triste. Estaba subiendo la colina cuando noto que alguien paso corriendo velozmente detrás de la gruta y se escondió entre los árboles. A pesar de estar lejos le pareció que era de baja estatura.
Sintió un escalofrió que le recorrió todo el cuerpo.  Se palpo y sintió que tenía el cuchillo en el bolsillo del pantalón.-Mejor así-dijo en voz baja. Corrió hasta donde estaba Virginia y le dijo:                   -acabo de ver una sombra, tenemos compañía. Ella se sorprendió y le alcanzo una linterna que tenía en la mano.-Te acompaño, no me dejes sola, por favor. –Está bien, pero tenemos que estar muy atentos y siempre juntos. Salieron en fila india, Daniel alumbro al árbol que le parecía haber visto en donde se había escondido la silueta, pero después de rodearlo no encontró nada.  Se dieron cuenta que a lo lejos estaban rodeado de un pequeño bosque. Virginia noto que en unos de los arboles  que estaba donde comenzaba el bosque comenzaban a caer hojas. -Halla hay algo- le dijo señalando. Fueron lentamente alumbrando pero no veían nada, solo las largas y enredadas raíces de un viejo árbol. Se estaban por dar vuelta cuando vieron caer una rama y escucharon una risa. Parecía de un niño.  Se acerco  y cuando alumbro para ver detenidamente las ramas alguien salto cayendo a centímetros de Daniel. Virginia pego un grito. Daniel temblando alumbro su rostro y pudo darse cuenta que se trataba de un niño. Vio que tenía el pelo blanco del mismo tono que la piel y sintió un escalofrió. –Me abra parecido a mí, estoy muy nervioso-pensó.  Este miro hacia un ángulo del bosque y volvió a reír nuevamente. Salió corriendo hacia el oeste y se perdió entre los árboles. La linterna se le cayó al suelo.
 Virginia grito nuevamente un alarido más largo y salió corriendo en dirección al bosque.                  – ¡Espérame!-grito Daniel.  Pero esta no le hizo caso y desapareció enseguida de su vista.
Mientras iba a su encuentro otro niño paso corriendo al lado suyo en dirección opuesta pero cuando lo alumbro ya estaba muy lejos. -¡Espera!, ¿Qué pasa?, ¿A dónde van?- Le grito Daniel, pero este pareció como no oírlo y siguió corriendo hacia adentrarse en el bosque.
-¡Daniel!-grito Virginia y pudo ver a los lejos una llama que se agitaba de un lado para el otro. Era la llama del encendedor. Fue a su encuentro y cuando llego tuvo que esperar unos segundos para poder hablar. Estaba muy agitado. –Habíamos quedado que no nos separábamos- dijo Daniel enojado. –Lo siento, fueron esos niños… ¿Qué está pasando?-pregunto Virginia con un tono de voz perturbado.
-No sé, es todo muy extraño, esos niños corriendo de noche en la oscuridad, uno se reía y el otro parecía asustado. –Fue como si no nos hubieran visto, ¿viste?- dijo él. Sí, me tuve que correr para esquivarlo y ni me miro.- Es muy raro, aparte,  en este sitio desolado, no entiendo nada.  En ese momento comenzaron a escuchar un canto que levemente iba aumentado. Era una voz que estremecía, pero muy dulce.  El tramo de la canción que pudieron oír decía:
“Todo es ausencia, dulce carencia.
Necesito hablar con alguien.
Pongo el mundo en off, apago nervios,
ya lo creo que...
 
Dios es una mujer de piel negra,
es una mujer…”
Lentamente como hipnotizados siguieron el canto, decidieron apagar la linterna. De repente algo le llamo la atención a Virginia.-Mira…-comento.  
Vio a la luz de la luna, una pareja de adolescentes que se besaban contra un árbol.
Virginia vio que Daniel estaba por alumbrarlos con la linterna y le tomo la mano haciéndosela bajar. -Para…están entretenidos, mejor no lo molestemos-Le susurro al oído. Es que quería preguntarle si saben algo de esos chicos. O de la mujer que está cantando. El canto se escuchaba más alejado y parecía provenir desde el norte.
Te entiendo, pero caminemos un poco más, tengo curiosidad por la mujer-comento ella. Está bien-dijo no muy convencido. Trataron de alejarse sin hacer ruido, pero Daniel piso un rama seca que emitió un crujido y se hizo un tajo que lo lastimo bastante.-La concha de su madre- Grito dolorosamente y después de darse cuenta de lo que acababa de cometer se tapo la boca.
Se quedaron atentamente esperando que alguno se asomara a mirar hacia su dirección, pero la pareja siguió en su asunto.  Esto les pareció igual de extraños que los niños.
Siguieron caminando tomados de la mano durante un largo trayecto.  Se aproximaban más a la voz y lograron escuchar una estrofa que decía:
“su juventud adora envejecer
marchito el jardín
la hiedra crece
entre tú y yo
corazón mordido
se desangra herido
dios es una mujer de piel negra
es una mujer
dios es una mujer de piel negra
es una mujer...”
Que canto tan extraño. Me parece haberlo escuchado. -¿Si?, es muy raro.- Me hiela la piel. A mí el alma. Parece muy triste.
Sacando la voz de la mujer, solamente se escuchaban algunos grillos y el canto de lo que parecía ser una lechuza.
De golpe Daniel noto que sus zapatillas se habían mojado por completo. Se detuvo haciendo que Virginia se chocara con él. Lo siento es que hay agua. -Mira- le dijo alumbrándole con la linterna una laguna muy similar a la que habían cruzado en la tarde. No era muy ancha pero si larga.  Era una zona donde había pocos árboles. Como el suelo venia en bajada tenían miedo de que sea más profunda de lo que imaginaran. Además no le daba mucha confianza a Virginia pisar esas aguas.  Bordearon la laguna pero se dieron cuenta de un pequeño detalle: acababan de perder la voz de la mujer.
Perdimos la voz, mejor volvamos-dijo Daniel. Caminemos un poco más, es por aquella dirección-dijo Virginia. Subieron una subida muy empinada agarrándose de las raíces de un árbol que parecía tener muchos años. Espera, le dijo el tomándola de la mano. -Tendríamos que haber hablado con esa pareja.- Es todo muy raro.- No quería molestarlos, estaban muy entretenidos. Igual no creo que sepan  mucho más que nosotros.- Pero capaz que si…
-¿Qué te pasa?, ¿no queres ver quién es la que canta y ver quien son esos niños?  -Está bien, sigamos, yo fui el que se metió acá, me hago cargo. -Estoy cansado y algo nervioso, nada más. Se besaron y siguieron caminando. Después de caminar varios minutos siguieron sin escuchar el canto. Me parece que la cantora cambio de rumbo. Si, pensaba lo mismo. -Sostenme la linterna que tengo los cordones desatados- comento Daniel.  Mientras se agachaba  miro en dirección al este y entre los yuyos noto una llama a lo lejos. Después de mirarlo con el binocular  se dio cuenta de que era un fogón ya que estaba acompañado de dos troncos.
Hay una fogata allá. Acerquémonos más. Caminaron con la linterna apagada nuevamente y al estar cerca pudieron ver con más detalles. A unos metros del fogón, un largo tablón estaba ocupado por varias personas. Solamente se podía observar lo que parecían dos personas. Eran las más próximas a la llama que tenían iluminado la mitad de sus cuerpos. Estaban comiendo, pero al igual que los niños tenían el pelo del mismo color que la cara: blanco. Retrocedió unos pasos para atrás y se alejo lentamente el binocular. -¿Qué pasa? Quiero ver…-dijo su mujer.
Se lo saco de la mano y al ver aquellas misteriosas presencias, su rostro se horrorizo. Esta los miro durante varios segundos.  Su ropa también era blanca, y al hacer más zoom noto también que sus labios y bocas eran blancos. -¡Volvamos!…. Volvamos, son fantasmas-grito.  Se dio vuelta mirando como Daniel tenia la mirada perdida, pero algo que venía detrás de él, hizo que soltara la  linterna y largara un largo alarido de horror.    
Le pudo alumbrar a la silueta que iba al encuentro de su pareja y vio un rostro tan blanco como una hoja de papel. Al correrse su esposo, noto que llevaba varias ramas entre sus brazos. Virginia salió corriendo y Daniel lo siguió. Corrieron sin detenerse hasta llegar a toparse con la laguna.
  Agitados los dos se sentaron en el piso apoyados sobre un árbol. Menos mal que la luna era llena porque si no hubieran tenido dificultad para orientarse.  Y también más terror.
Tranquila, tranquila, ya estamos lejos- le dijo Daniel muy agitado, rodeándola con su brazo.  Pero el que estaba más nervioso y no paraba de mirar para todos lados era él. -Son fantasmas-comento su mujer. -Creo que sí, humanos no son. Viste que tenía razón, son todos blancos. Algunos estaban comiendo en la oscuridad, eran sombras pero pude notar que comían.
Después de toparse con los chicos habían comenzado a hablar en voz baja, y siguieron haciéndolo hasta la mañana siguiente. Si bien no contaban con la linterna y tenían que caminar detenidamente para no llevarse alguna raíz por delante o algo por el estilo, les pareció llegar a la gruta rápidamente. Y esto les jugo en contra, ya que pensaban que estaban cerca de los supuestos entes que acababan de ver.  A pesar de estar muy agotados los dos, durmieron unas pocas horas.  El día había vuelto a amanecer con una espesa niebla y con un hombre encapuchado mirándolos fijamente. De su rostro solo se le notaba una nariz grande y curva.                       
Los dos se quedaron  atónitos ante la llegada del desconocido.  Llevaba una túnica de color marrón oscuro atada con una soga que les llegaba hasta las rodillas.  Se acerco lentamente y mirándolo a Daniel le dijo. –Los estuve observando desde que llegaron pero decidí esperar que sea de día, no quería asustarlos.  Daniel se palpo para saber si tenía el cuchillo y al darse cuenta que lo llevaba encima se paro acercándose unos metros. –Hola, ¿necesita algo?- le pregunto al desconocido.
-hola, antes que nada, me pueden llamar Ermac. Su voz era bastante grave y por como pronunciaba las palabras parecía extranjero -Ermac…-dijo Virginia.
 Al darse cuenta que el desconocido lo miro, se ruborizo diciendo que nunca había escuchado ese nombre.
-Solamente quería decirles que fue lo que les sucedió anoche…
-Los dos se encontraban muy nervioso ante la llegada de aquel desconocido,  su vestimenta y nombre les parecían raros y hacía horas que habían vistos supuestos espíritus.
 -¿De qué hablas?- dijo haciéndose el distraído.  De lo que vieron en el bosque. Se saco la capucha y le pudieron apreciar mejor su rostro. Contaba con una enorme cicatriz que le cruzaba el ojo izquierdo. Su pelo de color castaño oscuro era largo y enmarañado. Virginia lo miro a Daniel y luego dijo: -Vimos fantasmas de distintas personas, eran completamente blancos, sus pieles, sus rostros, sus ropas…
- Me lo imaginaba, yo también los conozco bastante bien… vivo cerca de este lugar. –No están locos, son completamente blancos.
 –Seguramente abran visto a una pareja de adolescentes, muy cariñosos entre ellos, a unos niños correteando por ahí y a una mesa con gente comiendo en la oscuridad, ¿no es así? – Los dos seguían muy perturbados y atentos ante las palabras de aquel misterioso hombre. -Sí, y  también escuchamos el canto de una mujer-dijo Daniel. -Cierto, me la estaba olvidando, la mujer también es como ellos. -Como verán por mi vestimenta soy un monje. Vivo en aquella catedral abandonada-Les dijo señalando hacia el bosque. Era una dirección opuesta a la que habían estado en la noche.
Se podía ver como sobresalía una cruz entre los árboles y pinos. -Les contare lo sucedido pero si primero aceptan almorzar conmigo. -¿Aceptan la invitación?- Daniel y Virginia se miraron mutuamente, los dos recordaron las veces que habían estado con gente de apariencias extrañas y nunca les había ocurrido nada. Pero también la pareja tenía el presentimiento que no debían confiar en el desconocido pero a la vez le carcomía saber la verdad. Virginia recordó que en la mañana había revisado las mochilas y no le quedan alimentos entonces al pensar que posiblemente pasaría hambre hasta el anochecer asintió con la cabeza.-Si, me gustaría, gracias por su atención…-dijo Daniel al ver la respuesta de su mujer y agarro las dos mochilas del suelo.
 Los tres llegaron rápidamente frente a la catedral sin decir una palabra. Estaba formada por enormes bloques de adoquines. Tenía el techo hecho en dos aguas, compuestas por tejas verdes. Muchos gorriones estaban sobre la misma. Varios vitrales  en formas rectangulares estaban rotos, parecían por piedrazos. -¿Por qué esta abandonada?-pregunto Daniel. -Por el simple hecho de que no venia gente. Las últimas dos misas, solo concurrieron tres personas. Antiguamente, hace 40 años atrás, donde ahora está localizado este bosque, había un pueblo. Se llamaba Ceibo viejo. Contaba con 3700 habitantes. Una extraña peste venida desde muy lejos lo hizo desaparecer del mapa, en tan solo 35 días….
-Caían muertos como arañas envenenadas…
-¡Que horrible!- dijo  Daniel tristemente. Perdone mi curiosidad pero… ¿sabe como era el nombre de la peste?
-Jamás supe el nombre, vinieron científicos de todas partes, durante varios años, era desconocida. Los síntomas eran vómitos, diarreas y cefaleas. Pero muy intensos… los tres síntomas.  Y el cuarto síntomas era el peor de todos. Ataque cardiaco. Nadie se pudo escapar del ataque al corazón, y después algo raro les pasó a las víctimas, su piel se volvía muy elástica y pálida. Las venas se veían dibujadas por todo el cuerpo. Sobresalían como si fueran relieves de alguna escultura. Ningún medico había visto algo igual. Nadie supo porque el organismo se comportaba de ese modo luego del ataque cardiaco. Pero lo que si encontraron fue quien lo originaba. -¿Qué cosa era el culpable?-dijo rápidamente Daniel. La culpable mejor dicho…-acoto Ermac.
-Era la virgen que está en donde fue su refugio. La virgen apareció en el mismo lugar que está ahora, nadie sabe quien fue la persona que la trajo. La gente del pueblo venía a orarle y muchas tocaron a la estatua o la besaron y se contagiaron de la peste.-Virginia recordó que había tocado el vidrio, se puso pálida y le comenzó a faltar el aire.
 Ermac se dio cuenta de la situación y aclaro que  en ese entonces no tenía un vidrio que la protegiera. –Qué alivio-dijo ella lanzando un suspiro.   Entonces se fueron contagiando entre sí, yo fui el único que me encontraba ausente debido a un retiro espiritual en tierras muy lejanas, gracias a Dios.  Ocurrió hace 40 años atrás, cuando la virgen llego, el pueblo desapareció. La gente de otros pueblos cercanos sabe de la historia y piensan que la virgen esta maldecida. –Al igual que el lugar que lo rodea.-Qué extraño….-acoto Virginia. -No tanto como lo que vimos anoche- dijo Daniel mirándola con una mirada despectiva.  Vengan pasen y seguimos hablando mas cómodos. Hace años que no tengo visitas. –Muy poca gente anda por estas tierras, como les decía.
- Ermac abrió la puerta de la vieja iglesia y unos gorriones salieron revoloteando, el ruido de las alas hizo retumbar el lugar. Pasaron en fila india.- Acompáñenme. Les prepare unas tazas de té. Pasaron entre los dos conjuntos de bancos que estaban ubicados en  hileras hasta llegar al altar. Había estatuas de santos y vírgenes por todos lados, estaban muy bien hechas. Una imagen de Jesucristo bañada en oro colgaba resaltando la pared. –Tomen asientos-les dijo señalando unos sillones que estaban rodeando una mesa ratona. Detrás de los mismos se podía apreciar un altar que tenía una biblia abierta en dos.  El piso estaba forrado de una felpa verde del mismo tono que el techo, con líneas y firuletes en tono dorado. En algunas partes estaba rasgado y se notaba el antiguo piso de madera.
Volvió con dos libros que parecían muy antiguos forrados en cuero. Los dejos en un estante donde había un  cáliz muy deteriorado que cumplía la función de pisapapeles sobre unos papiros. Virginia le estaba mostrando a Daniel que la herida  en la pierna se estaba infectando al estar llena de barro cuando de repente Ermac los interrumpió.
-¿No le molestaría si pongo algo de música?-comento.  Para nada, es tu casa-dijo Daniel. Una música extraña, que parecía budista, comenzó  a retumbar  por toda la enorme sala.-Voy a buscar las tasas-acoto Ermac. Era extraño estar en un altar de una iglesia abandonada en medio de un lugar donde no había nadie. Daniel le susurro al oído diciéndole que se quedara tranquila y que no tenga miedo. También le recordó que contaba con el cuchillo. Volvió con una bandeja grande que contaba con una cafetera con dos tazas que le sobresalían los hilos de los saquitos del té. En el medio de las dos tazas había un plato con unas cuantas medialunas. Dejo la bandeja sobre la mesa.
Con la tasa en la mano, a Virginia de golpe se le ocurrió pensar que pasaría si le habría puesto alguna sustancia para dormirlos u algo por el estilo. Pero ya era tarde para decirle que no, tendría que haberlo dicho antes y hacia semanas que no tomaba te. Daniel a ver que su esposa le temblaba la mano y que miraba dentro de la taza como si fuera algo extraño que jamás hubiera visto en su vida, trato de distraerlo a Ermac para que no notara lo sucedido. –Volviendo al tema de la virgen… ¿cómo es su nombre?
El monje con una servilleta señalo unas páginas del antiguo libro, lo cerró y lo dejo sobre la mesa.  -Desde que esta en este lugar nunca tuvo nombre. Siempre le falto la placa en donde llevaba su nombre.  He recurrido a muchos sitios tratando de encontrarla por su vestimenta pero nadie tiene registro de la misma. -La verdad que es un caso único-dijo Virginia y le dio un largo sorbo a su tasa.-Por cierto, están muy buenas las medialunas-comento Daniel con la boca llena y la mitad de una en su mano. Los cantos de unos monjes budistas en algún extraño idioma seguían escuchándose de fondo.
-Muchas gracias, las hice yo-dijo Ermac con una leve sonrisa. -¿Y la iglesia como tomo el tema de la virgen y de lo ocurrido?-pregunto Daniel. –Se opuso rápidamente al ver las miles de muerte que había ocasionado esta virgen. –Además todavía piensa que es obra del ocultismo, de alguna secta. Su orden era romperla hasta hacerla desaparecer, pero yo decidí plantearle lo de la gruta y de cubrirla con vidrio para proteger a las personas. Es un vidrio blindex. La iglesia al no haber ningún pueblo cerca en kilómetros aceptó finalmente pero con la condición de que si algún día se establece un pueblo cerca deberá desaparecer de donde se encuentra.
-Sé que es un riesgo muy grande pero esa estatua tiene algo que me dice que esa virgen no debe ser destruida…
-¿Se puede saber que es ese “algo”?-dijo Virginia en un tono que parecía enojada.
-La virgen cuando hay hechos de mucha violencia y muerte llora sangre, creo que en realidad esa fue la razón principal por lo que me permitieron dejarla.
-Que buena historia-dijo Daniel. Virginia dejo el pocillo sobre el plato y le pregunto si tenía alguna conexión con lo que habían visto en la noche.
 -Ninguna-dijo seriamente. –Empezare a contarle la historia de una vez por todas.-Pero me encanto la historia de la virgen, fue increíble- comento Daniel rápidamente y excitado.
-Lo que ustedes vieron anoche eran estatuas.
Lo que menos esperaban era esa respuesta y se quedaron paralizados y desconcertados ante semejante respuesta. Pero no estaban tan lejos de lo que ustedes creían. Son espíritus, fantasmas, entes o como ustedes quieran llamarlos, dentro de estatuas.-Estatuas…dijo pensativamente Virginia conectando con el recuerdo de las estatuas vivientes que trabajan por unas monedas ante las miradas de la gente que paseaba por el centro de Rosario, su ciudad natal. –Están atrapados por un hechizo que yo mismo les hice para que puedan descansar en paz.  Son las almas de personas que murieron de formas trágicas por asesinatos o accidentes. Cuando una alma no consigue descansar en paz, queda entre lo que es el cielo y el infierno, el planeta tierra…
-Pero se hallan en otro plano, en otra dimensión, en ese lugar están todas las almas que murieron trágicamente y no pudieron realizar lo que querían en nuestra dimensión. O no se quieren ir a su próximo destino por miedo a encontrarse con el infierno, debido a haber cometido algo que realmente lo atormenta mucho como por ejemplo haber matado a una persona. En ese lugar en donde se encuentran, los ángeles y demonios no pueden acceder. Por último están también los que necesitan comunicarse para decir algún mensaje a sus seres queridos como es el caso de la cantora que oyeron que no se suicido de un tiro en la cabeza, sino que su hermana la asesino para cobrar la herencia de su padre y de esa forma no tener que dividirla en dos. –Y eso es principalmente lo que sucede. Quedaron callados por unos segundos, en la música se escuchaban unos tambores acompañados de instrumentos extraños. Unos silbidos parecían de flautas muy agudas. –Que historia tan asombrosa-dijo Virginia. -No puedo creer que sea de verdad, pero anoche ya lo comprobé-dijo entrecortado tomándole la mano a su mujer. –Seguro que tienen más preguntas por hacerme. -¡Muchas!-dijo Virginia seguido de una risa.-Dime-dijo Ermac.
-¿Las veinticuatro horas están estas estatuas vagando por esta zona?
-No, el conjuro está hecho para que  sea desde las 11:00hs pm hasta la salida del sol.
-¿Pueden vagar por cualquier zona, estos fantasmas?
-Esta catedral, al igual que la mayoría de catedrales e iglesias del mundo está construida sobre tierra santa. Solamente puede vagar por esta zona donde es santa, que principalmente es donde está ubicado este bosque.-Que mas deseas saber…
-¿Por qué corren los niños?, ¿porque canta la mujer?, y esas personas… ¿qué hacían reunidos comiendo?
-Los niños juegan a las escondidas, la mujer canta, la pareja de adolescentes se besan, las personas comen un asado y charlan entre ellos. Estas acciones son las que ellos deseaban hacer el día de su muerte y no la pudieron realizar. Son acciones que deseaban efectuarlas con todo el corazón y después de su muerte siguieron haciéndolas, pero en el lugar de su muerte. Que en la gran mayoría fue en su casa donde habitaban, o en el tramo de la ruta o calle donde murieron. Por eso mi misión era trasladarlas para dejar en paz a los familiares o cualquier persona que se encuentre con estas presencias.  Todos los días en el horario en que fueron muertos hasta el comienzo del otro día podrían aparecerse y hacer dichas actividades, asustando a  los que se encontraban en el hogar donde vivía esta persona u ocasionando accidentes en las rutas donde aparecían. Intentamos otros métodos pero el único que dio resultado fue este conjuro.
Virginia después de un rato de intentar buscar otra pregunta para decirle dijo: -Ya no se me ocurre una nueva pregunta, si queres pregunta alguna vos Daniel.
El la miro a los ojos a su mujer que parecía estar meditando y luego clavo la mirada en Ermac.-Ya respondiste todas las preguntas que tenia, pero se me ocurrió una que es muy importante…
-A ver, pregúntame…
-¿Quién fabrico las estatuas?, y en la vida real, antes de sus muertes… ¿Las personas lucían como las estatuas?
-Las estatuas las fabrique yo, además de monje también soy escultor desde temprana edad. Amo las dos profesiones.  Todas las estatuas de esta gran sala las fabrique con mis manos. En cuanto a sus aspectos físicos, son los que contaban las victimas antes de su muerte, trate de imitarlos lo mejor posible gracias a fotos que me cedieron familiares o conocidos. Las fotografías necesitan ser recientes a sus muertes, sino me resulta muy difícil hacer el trabajo. -Necesitan lucir como lucían el día de su muerte sino el hechizo no es realizable.
-¿Ya le aclare todas sus dudas?-dijo rascándose el pelo en la parte de la nuca.
-La ultima y le prometo que no lo molestamos más.
-No son molestia, si yo los invite…
-Me dio curiosidad por saber cómo murieron las demás personas que vimos anoche, la historia de la mujer que canta ya la sabemos.
-Bueno, a ver…los chicos que vieron son cinco, murieron ahogados tratando de rescatar a un perro que se había caído en un rio. La pareja que vieron besándose fueron acuchilladas por un asesino serial. El grupo de personas cerca del fogón murieron en un accidente de tránsito, todos viajaban en el mismo autobús, fueron amigos en su infancia. Hacían diecisiete años que no se veían entre ellos, eran diez en total.
-Que muertes trágicas-dijo Virginia tristemente.-Horribles-acoto Daniel perturbado.
-Bueno, debemos continuar el viaje hasta llegar al próximo pueblo-dijo Virginia. -¿Van a Mocovi?- pregunto Ermac. -Sí, tenemos que tratar de encontrar alguien que nos lleve.
-Yo me ocupo, tengo una carreta. No, ya hizo mucho por nosotros, estamos acostumbrados a este ritmo de vida, de enserio-dijo fuertemente Daniel. –Necesito comprar provisiones en Antiguo Jerusalén.  – ¿Dónde queda?- Es una localidad que está a setenta kilómetros de Mocovi. Se llega por un camino de tierra, espero que no esté inundado.
 Virginia y Daniel  le agradecieron por su amabilidad a Ermac y partieron atravesando un atajo por un camino que comenzaba cruzando el bosque.  A medida que transcurría su trayectoria, entre la extensa arboleda, pudieron ir observando a la luz del día, la mayoría de las estatuas que acababan de nombrar. Vieron primero a tres de los niños, dos corrían muy juntos a esconderse, mientras el otro contaba pegado a un árbol con el brazo tapándose los ojos para no ver a sus amigos. Luego tuvieron que esquivar la carreta para pasar por al lado de la señora que cantaba.-Al fin la pudimos ver-dijo Virginia con una sonrisa. Tenía el aspecto de una mujer de 40 años aproximadamente, era de apariencia delgada, su pelo era enrulado y notaron que contaba con una excelente dentadura al tener la boca abierta. Poseía un hermoso vestido con elegantes bucles. –Lo que abra costado hacerla-dijo Daniel en voz baja a Virginia. –Fue la que más me costo-dijo Ermac con una sonrisa.
Por último pudieron ver a lo lejos el tablón con cuatro personas que parecían que habían estado hablando entre ellas en el momento del amanecer. Otras seis se encontraban sentadas sobre los troncos que miraban restos de cenizas que horas atrás habían sido una alta fogata. Luego de salir del bosque siguieron atravesando el camino entre un profundo maizal. Mientras Ermac seguía conduciendo la carreta, Virginia y Daniel descansaron hasta llegar a Mocovi. – ¡Llegamos!-grito Ermac sobresaltándolos con su voz tan grave.-Lo siento por sobresaltarlos-dijo con un tono más bajo.  Se pusieron las mochilas y en respuesta a la hospitalidad del escultor, le regalaron un enorme frasco de miel que habían comprado días atrás. -¡Muchas gracias!-dijo alegremente y un poco sorprendido ante aquella sorpresa.-Lo conservare para el invierno que se aproxima. –Fue un gusto haber escuchado y vivido aquella historia de las ánimas, creo que nunca me la voy a olvidar-dijo Virginia conmovida.-La historia de la virgen también-acoto Daniel.
–Adiós, suerte a los dos, ya saben que después de la muerte el viaje continua, les deseo lo mejor, fue un gusto hablar con ustedes, si andan por estas tierras pasen a visitarme. -¡Lo tendremos en cuenta!-dijo Daniel.
 -¡Arre!-le dijo tirando de las sogas amarradas al caballo.  Y la pareja se quedo abrazada mirando cómo se alejaba la carreta hasta perderse de vista en una tarde con el cielo completamente despejado.



 
  








5 comentarios:

  1. Señor, no me deja comentar con mi blog! No sé porque. Fijate que pasa en los comentarios.
    Me gusta mucho cada relato, sabes elegir las temáticas, y veo una evolución en los trabajos. Lo único que le veo que dificulta la lectura es el color de las letras en contraste con el fondo.
    Saludos!
    Matias Raña www.matiasrana.blogspot.com

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  2. Ahí me dejo comentar, pero ha costado mucho jaja!

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  3. HOLAA ,NI IDEA Q PUEDE SER Q T CUESTE PUBLICAR, GRACIAS X PASAR, ME ALEGRA MUCHO Q LO HALLAS LEIDO Y Q TE GUSTEN, SALUDOSS ;)

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  4. Muy buena historia, Pablo, fabulosa tu imaginación.
    Felicitaciones y saludos, che.
    Juanito.
    P.D.: yo también tengo problemas para comentar con el Internet Explorer, y los he podido solucionar comentando con el Mozilla...

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  5. gracias x pasarteee, felicitaciones por tu blog, muy buenooo

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